Alberto Estrella cuenta en su trayectoria con más 25 años de carrera, durante los cuales ha participado en más de 20 obras teatrales y más de 100 producciones de cine y televisión. Nacido en Guadalajara, Jalisco, en el año de 1962, el actor ha participado en puestas en escena como El cambio, Cada quien su vida, Señorita Julia, Tiempos Furiosos, La Malinche, Muerte Súbita, entre otras.

 

Hace ocho años, Alberto Estrella fundó en sociedad con Víctor Carpinteiro El Circulo Teatral, que a través de los años se ha consolidado como un espacio de teatro independiente y de formación de nuevas generaciones de actores. Entre los directores con los que ha trabajado el actor se encuentran Raúl Zermeño, Johan Kresnick, Flora Dantus, Héctor Mendoza y Manuel Montoro, estos dos últimos personajes fueron fundamentales en su formación como actor, nos cuenta en entrevista exclusiva para Cartelera de Teatro.

 

“Cuando llegué con Héctor Mendoza fue cuando realmente reconocí lo que para mí funcionaría como una estructura de metodología”, nos comenta Estrella. Esta metodología, señala, se alimenta de todas las otras técnicas, sistemas y otras fuentes como la danza y el canto que le han dado las herramientas para construir personajes a partir de un sentido del ritmo y del movimiento.

 

Con el maestro Manuel Montoro, a quien el fundador de El Circulo Teatral considera su mentor, aprendió de su “metodología tan exacta, precisa”, sobre disciplina sin perder la espontaneidad. “Con él yo entendí más a fondo lo que era el tren de pensamiento y lo que era pensar en un escenario”, comentó. Montoro, que es uno de los “hombres de teatro más importantes en México”, no dice Alberto Estrella, constantemente señala que “el trabajo del actor es pensar”. En este sentido, señala, el actor debe pensar sobre lo que el personaje está diciendo, sobre lo que está queriendo del otro.

 

Alberto Estrella reconoce que el teatro ha sido su gran escuela de actuación, “y creo que para todos debería de ser la gran escuela”, nos dice. Para el actor y empresario teatral no existen los actores natos, pues se requiere de un conocimiento claro y preciso, “el personaje, si yo no lo estructuro se cae, y se fracturan los cimientos y va para abajo la obra”, por ello el actor debe tomar su formación con toda responsabilidad y con esa entrega, comenta. Sobre el tema, abunda al señalar que la estructura de enseñanza para la actuación tiene que ver con la formación como ser humano antes que con la actuación, el ser humano se forma a través del conocimiento, consideró. “¿Como voy a saber por qué Desdémona o por qué Egisto tienen ese problema? ¿O por qué Romeo, o por qué Macbeth, o por que el Rey Lear sufren de esa manera o quieren, si yo no sé que me disgusta a mí, que me molesta a mí?”, señala el actor, y nos explica que no se puede construir un personaje con una complejidad si no se entiende uno como ser humano primero. La estructura actoral, nos dice, nos lleva a la comprensión profunda de uno mismo, “un buen actor es un buen ser humano”, apuntó.

 

Durante la conversación que sostuvimos con Alberto Estrella en El Circulo Teatral, el actor nos platicó cómo a muy temprana edad descubrió su vocación de actor. Aproximadamente a los 14 años de edad, como una “epifanía” y como “una iluminación de decir quiero esto en la vida” y así se lo dijo a su padre que se encontraba leyendo en un sillón, nos cuenta el histrión. Sobre su padre nos habló de la influencia que en su vida tuvo, “fue el primer maestro que yo tuve de historia… porque  nos contaba cuentos desde niños que tenían que ver con la historia, y que tenían que ver con las tradiciones, y que tenían que ver con los mitos”.

 

Es de su padre que hereda el amor por la enseñanza y por compartir el conocimiento, años más tarde este amor lo llevaría a iniciar la aventura de El Circulo Teatral que, según nos cuenta, originalmente fue pensado como un espacio de enseñanza en el cual los alumnos pudieran realizar sus prácticas escénicas. Ocho años después de haberlo inaugurado, El Círculo Teatral se mantiene como una sólido espacio independiente y autosuficiente, por el cual se apostó a largo plazo y se pensó como un espacio “protegido para la cultura”, nos comentó Estrella.

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