SÍGUENOS EN:


VUÉLVEME A QUERER: La burla del imaginario melodramático




Por Luis Santillán
/ En el Centro Cultural de la Diversidad se presenta Vuélveme a querer de Carlos Armando, una obra amena, muy divertida, totalmente eficiente en su juego de replicar el formato melodramático, particularmente el de las telenovelas mexicanas.

Los elementos característicos del género que emula para, de manera sarcástica, desarrollar sus componentes están hábilmente colocados. Es importante hacer énfasis que no es tan solo una parodia, sino una exploración donde lo desproporcionado y mediático del referente sirve para sazonar las líneas anecdóticas.

Carlos Armando construye un texto que fluye sin reparos, tiene un primer acto totalmente sólido, tanto en el desarrollo de la trama como en la creación de personajes. Para la segunda parte, ciertos elementos se agotan y cae un poco en bloques donde la sensación de estancamiento prevalece.

Hay un desequilibrio en el cuerpo actoral. Patricia Coronel sobresale tanto por su trabajo corporal como por los detalles que emplea en la creación de su personaje, matiza para poder ser, por momentos, el elemento de divertimento y después establecer puentes emotivos; mantiene el ritmo de cada bloque, dentro de lo desproporcionado –que exige la textura de la obra- nunca renuncia a reacciones orgánicas; es una actriz que vale la pena seguir en los distintos proyectos en los que participa.

Mariana Urías tiene el personaje que –por formato- está en uno de los polos de tal manera que su creación se ve ceñida por la construcción preexistente, lo interesante de su trabajo es que no cae en la caricatura sino que aprovecha las limitantes para alimentar las manías y variaciones emotivas. Por su parte, Emiliano Arreola tiene bloques muy buenos porque establece empatía y logra desarrollar el conflicto central del personaje, tiene momentos donde explota las particulares del personaje para saciar el gusto del espectador, sin embargo cae en zonas de confort, los “cliches” comienzan a sostener el divertimento y no su creación. Mientras que Nacho Gal-Bar tiene un trabajo discreto, menos afortunado que sus compañeros. Eder A. Mariscal va en contrasentido del trabajo de los demás, al tomarse en “serio” los pasajes su actuación abandona la zona del sarcasmo para caer justo en aquello de lo que el autor se mofa, debilita el juego.

Vuélveme a querer es una muy buena opción para pasar la tarde de un sábado de manera amena con una obra que tiene un buen texto, un grupo de actores que se ganan al público y un director que apuesta al desarrollo de su compañía con gratos resultados. Consulta los precios y horarios de la obra, aquí.

No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.

Quizá esto te interese:



Un comentario sobre “VUÉLVEME A QUERER: La burla del imaginario melodramático

  1. Qué pena que los comentarios de este “critico” sean tan superficiales e inconsistentes. Le invito a que se adentre más en el trabajo de los actores y se informe antes de escribir una reseña. Lo leo y encuentro contradicciones. Saludos.

Deja aquí tu comentario


Tu dirección de correo electrónico no será publicada y no se te enviará nunca correo alguno, al menos que así expresamente lo solicites. El correo tiene fines de registro. Los campos necesarios están marcados *, el campo Web es totalmente opcional y puedes poner ahí la diección o tu página en Twitter, por ejemplo.







Boletín teatral

( Recibe cada semana en tu correo
la mejor información y
las obras de teatro de estreno )


DA CLICK AQUÍ




BANNER4_ALT