Por Gina Fierro/ El l teatro y la ciencia son dos mundos aparentemente opuestos que han encontrado un punto de comunión arriba del escenario. Con distintas propuestas, los creadores escénicos han conseguido utilizar el lenguaje de la ciencia, transmitiendo al público lo que ésta ha explicado a través del tiempo.

Es difícil imaginar las ecuaciones, los datos duros y los conceptos abstractos y amorfos planteados por la ciencia, sin embargo, a través del teatro estos términos han tomado formas que no precisamente pretenden educar al espectador. Por el contrario, a partir de la ciencia han surgido historias donde la física, la química y autores como Shakespeare han podido coincidir.

Para conocer este tipo de montajes, entre ciencia y arte, algunos creadores nos hablan sobre el punto de sincronía entre ambos términos. Para Eduardo Castañeda, director dedicado al quehacer escénico a través de la ciencia, opina que existen muchos puntos de comunión entre ellos. “Lo veo en la metodología, los artistas somos completamente metodológicos, necesitamos tener un sistema de comprensión del mundo para poder representarlo, de la realidad para poder representarla”.

Mientras que la actriz Mercedes Hernández, protagonista de la obra Algo sobre las leyes de la gravitación universal, expresa “me parece que es una relación poco explorada y muy importante, porque la ciencia requiere, al igual que el teatro, de un espíritu que quiera descubrir, investigar”.

Cómo se construye un montaje de Teatro de Ciencia

Con diversos proyectos enfocados en la ciencia, el director Eduardo Castañeda detalla que este quehacer escénico lo ha abordado a partir de espectáculos de improvisación, experimentos de química e incluso dramaturgia de textos clásicos apegados a mundo de la ciencia. “Somos una compañía de divulgación de las ciencias y, por lo tanto, sí buscamos experimentar […] Y ese experimento tiene que ver con cómo no dar datos duros, pero hablar acerca de las ciencias, generar reflexión y conocimiento”.

Y es a partir de diversas exploraciones, y apoyado de expertos en la materia, que Castañeda encontró un modo para comunicarse de una manera distinta con el público. “Logramos entender muchas cosas de lo que significa la divulgación de las ciencias o la disciplina de las ciencias en el teatro”.

En el marco de su aniversario 25 del museo Universum, el director Eduardo Castañeda subió a su escenario el montaje Texere, el entramado de la ciencia, donde hizo uso de las términos científicos personificándolos en los actores. De tal suerte que el autor da vida a personajes como el tiempo y el espacio, “son dos personajes mujeres y quieren entender porqué el ser humano no se puede entender y no se puede poner de acuerdo consigo mismo y siempre está insatisfecho. Y entonces ven a explorar para entender qué le pasó al humano”.

Basado en esta premisa, Castañeda incluye otros personajes como, la materia, la energía, la tecnología, la ciencia y la vida, mismos que explican términos como la evolución, el árbol filogenético y el Big Bang. Lo cual -desde los recursos escénicos- se desarrolla en una trama ingeniosa y divertida.

“Son como seis sketches muy dinámicos que van muy cargados de información, van muy cargados de datos duros, y ahí sí fue una decisión saber que bueno hay chistes y hay información que no va a ser captada del todo […] e información que sí va a ser captada por un público o por otro”.

En una especie de decálogo que guía al grupo de creadores de Castañeda, el director enfatiza que hay puntos claros que nunca se toman de referente para llevar la ciencia al escenario. “Nunca vamos a poner a un científico con bata y pelos parados y lentes y hablando como alemán. Porque además de ser un cliché, un lugar común, es denigrante a la figura del científico, los científicos no son así”, subraya.

Por otro lado apunta “la ciencia no tiene timing”, de tal manera que no va a responder en el momento en el que el actor quiere. “Tú haces un experimento […] y por mucho que lo practiques y lo manejes nunca termina de tener timing y esa cosa (el experimento) no va a explotar al cue”.

Por otro lado, Castañeda reconoce que un reto importante al incluir a la ciencia en sus discursos escénicos es la inclusión de los datos duros, lo cual resuelve a través de elementos como las metáforas. “Hacemos una metáfora, un juego, un paralelismo a partir de algo que es común a todos y entendemos. Por ejemplo, la evolución, qué es y cómo opera”.

Otra de sus propuestas escénicas es incluye la extracción de algunos personajes de las obra de William Shakespeare, quienes son intervenidos por un científico. Un discurso que transcurre por el género de la comedia donde Eduardo encontró la manera de representar las ciencias en escena, “y la mejor forma que a mí se me ocurrió fue poner a un científico”, detalla. El montaje, precisa, fue encaminado por el físico Sergio Régules.

Con este tipo de obras, Castañeda enfatiza que se combate una idea errónea que se tiene sobre el teatro aunado a la ciencia. “Una cosa que es horrenda, que es esta idea de que el teatro científico, o que el teatro y la ciencia es para hacer obras didácticas […] y que el teatro de ciencia sólo puede ser infantil”.

Y concluye, “quisiéramos romper esta idea de que el teatro y la ciencia son solo para la primaria y la secundaria para que entiendas lo cosa que no te pudo terminar de explicar tu maestro”.

Algo sobre las leyes de la gravitación universal

Algo sobre las leyes de la gravitación universal es un montaje dirigido por Félix Arroyo y Giselle Sandiel, que a través de las leyes de Newton aborda la condición humana, utilizando metáforas, paráfrasis y analogías. “La tesis de la obra es cómo las leyes de la física nos rigen a todos los seres humanos y toda la materia que existe en el universo […] nos describen, nos especifican”, explica Félix Arroyo.

El texto surge de una adaptación de un cuento Daniel de la O que Félix Arroyo realiza a partir de su gusto por la física. “Lo que hice fue una analogía, una metáfora de cómo podríamos contradecir el hechizo, encantamiento o el hecho de flotar -que es la aportación de Daniel de la O-, cómo lo podíamos contradecir o contrarrestar con la física”.

Como escenógrafo, Arroyo adapta el texto inspirado en la imágenes que le generaron estas ideas sobre las leyes y su influencia en el humano. “Cómo plantear la escena desde imágenes que no conocemos, cómo es flotar en el universo, cómo es flotar en la estratósfera, en las orillas de la tierra, etcétera”, apunta. Al respecto, señala que como escenógrafo encontró una ventaja “a diferencia de otros directores o dramaturgos, es que yo sabía cómo quería hacer las cosas o cómo quería dar las atmósferas en la escena”.

Considerando estas interrogantes, Félix consigue un texto que habla sobre “cómo los seres humanos estamos constantemente desafiando las leyes de la física, sin embargo, las leyes de la física nos siguen rigiendo en sentidos metafóricos, abstractos, pero nos siguen rigiendo, siempre”.

Por su parte, la protagonista del montaje, Mercedes Hernández, opina “para mí la ciencia está cerca de la poesía, en ese sentido, a pesar de que una es exacta y la otra no, ambas se plantean metáforas y búsquedas”.

“Lo que planteamos es que no sólo estamos sujetos físicamente, sino que en un plano metafórico también nuestras decisiones se ven obedientes de esas leyes”, agrega Hernández.

Finalmente la actriz habla sobre el punto de intersección entre el teatro y la ciencia, el cual halla en una constante búsqueda de la verdad, “la ciencia se plantea descubrir por qué ocurren las cosas, se plantea dar explicaciones, y el teatro también […] La ciencia busca incesantemente dar explicaciones también, en el teatro seguimos intentando explicarnos las cosas”.

No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.