Por Mariana Mijares/ Para concluir con nuestro listado de jóvenes talentos, platicamos con Sofía Espinosa, actriz que ha participado en obras como Manzanas, Sabor Amargo, Ruleta Rusa, Cómo Aprendí a Manejar y Después del Ensayo.

¿En qué momento supiste que querías ser actriz?
Quise ser actriz desde muy pequeña. Vengo de una familia de teatreros, mi padre es director (Mario Espinosa) y mi mamá escenógrafa, así que crecí en los teatros y siempre me gustó. Estudié en el Conservatorio de Música de los 9 a los 13 años, y a esa edad, insistí en dejar la música para entrar a tomar talleres de actuación mientras hacía la secundaria y preparatoria. Fue a partir de que hice mi primera película La niña en la piedra, a los 15 años, que supe que eso era lo que deseaba hacer siempre.

¿Dónde estudiaste?
En varios lugares; empecé a tomar talleres para niños y jóvenes en CasAzul; ahí mismo hice una pre-carrera donde habíamos varios que aún no podíamos hacer la carrera por nuestra edad, pero ya nos tomábamos “muy en serio” la actuación. Después tomé un taller intensivo de verano sobre Shakespeare en RADA (Royal Academy of Dramatic Arts) en Londres y uno de Teatro Físico en Stella Adler en Nueva York. Y me fui a estudiar a Buenos Aires por 2 años con distintos directores; estudié en Timbre 4, El Kafka, entrené con Guillermo Angelelli, entre otros.

¿Cuál es la primera obra escolar o amateur en la que participaste? ¿Qué recuerdos tienes
de ella?
Romeo y Julieta. Fue un montaje de la pre-carrera juvenil en Casa Azul, y dirigía Juliana Faesler. Yo era ‘Julieta’. Era una puesta bastante experimental; recuerdo que la historia empezaba y sucedía durante el velorio de Romeo y Julieta, todos iban de negro con lentes oscuros y recordaban la historia brincando al pasado.

¿Cuál fue la primera obra profesional en la que trabajaste? ¿Qué recuerdas de ella?
El Padre, de Strindberg. Dirigía José Luis Moreno y tuvimos temporada en el Teatro Casa de La Paz. Yo tenía 17 años y recuerdo que la disfruté mucho. Me iba patinando a los ensayos, pues en esa época vivía cerca.

¿Qué sentimiento o sensación te da cada que estás arriba de un escenario?
Es muy emocionante, siento que estoy más presente que nunca cuando estoy en escena. Todo sucede con mayor intensidad; la adrenalina es otra. La conexión con el otro es maravillosa.

¿Qué es lo mejor de hacer teatro?
En el teatro podemos hablar de cosas que nos importan de mil maneras. Te permite viajar a otros mundos sin tener que moverte de tu asiento, te invita a verte en un espejo y reflexionar; a soñar, ser crítico, pensar, jugar y ser niño otra vez. Es un espacio donde todo es posible; donde la magia puede suceder. Es ahí donde un grupo de personas trabajan intensamente y en equipo para que suceda esa magia y generar algo en el espectador; modificarlo, tocarlo, enamorarlo, confrontarlo… eso me parece increíble.

¿Qué es lo más difícil?
Que no existen condiciones suficientes para que se haga teatro de manera digna; hacen falta espacios, difusión para las obras, presupuesto para que las compañías y los artistas puedan dedicarse a crear sin ver de qué manera pagar la renta. El teatro tendría que ser algo para todos, no sólo para los que nos dedicamos al teatro; y para esto, hace falta un mecanismo de difusión muy potente para que la gente se acerque a él.

¿Qué proyecto teatral te ha marcado de manera especial? ¿Por qué?
Cómo aprendí a manejar es una obra que significó mucho para mí. El montaje resultó de un laboratorio escénico, hicimos una creación colectiva con mi compañía: Conejo con prisa; en el que los integrantes de la compañía elegimos el texto de Paula Vogel y actuamos, producimos, dirigimos… Fue un proceso muy intenso y apasionante.

En tiempos de celulares, redes sociales o Netflix, ¿por qué es importante seguir yendo al teatro?
Creo que el teatro y las artes escénicas son únicas pues siempre suceden en presente. Cada función es irrepetible; cada viaje es diferente. Tener en frente a los actores; sufrir, gozar y amar con ellos con esa intensidad y pasión, sólo sucede en el teatro.

¿Por qué te gustaría que el público fuera a ver Después del Ensayo?
Porque es un texto maravilloso que habla del teatro, pero también de las pasiones humanas; del deseo, de los fantasmas que todos cargamos, de la muerte, la decadencia, el miedo…. temas que a todos nos significan de alguna manera. El autor de la obra es Ingmar Bergman y el director Mario Espinosa. Además es un elenco maravilloso pues comparto escena con dos enormes actores que vale muchísimo la pena ver: Juan Carlos Colombo y Julieta Egurrola.

Próximos proyectos (teatrales, cine o TV) en donde podremos verte.
En cine en Bruma, una película dirigida por Max Zunino donde trabajamos con técnicas de improvisación, filmamos en Berlín y en México. En La gran promesa, dirigida por Jorge Ramírez Suárez; Los crímenes del mar del norte, dirigida por José Buil; en COCO, película de PIXAR donde doy voz a la madre del protagonista y en El actor principal, dirigida por Paula Markovitch.

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