Por Saúl Campos/ La Prietty es una mujer hecha y derecha. Nació con un nombre masculino y creció para convertirse en la estrella de un centro de espectáculos. Su camino a la gloria no fue sencillo, pasó de la prostitución a las drogas, todo bajo un playlist que lo mismo corre desde el soundtrack de Mujer Bonita al de El Guardaespaldas. Esta noche, en compañía de su inseparable amiga, La Muda (Una pianista de aspecto recio), interpretará el repertorio indicado para contar su historia, a un público que quizás pueda identificarse en un punto, o bien, llevarse algo para meditar.
César Enríquez -actor, director y autor- es calidad y autoridad en el mundo del cabaret y el teatro mexicano en general. De eso no hay duda alguna y para terminar de comprobarlo, nos entrega ahora La Prietty Guoman, uno de los trabajos más delicados y sólidos que podemos encontrar en la cartelera actual, además de un parteaguas para acercar el tema de la diversidad, trata de blancas y tolerancia desde una arista cómica que lleva el corazón de por medio.
Para la historia de La Prietty no hay concesiones rosas, sino momentos de amarga oscuridad, que logran romperse con la brillante intervención de la comedia que Enríquez imprime para cautivar a su público, en un torbellino de emociones que mantienen un ritmo constante, que no decae en risas, pero que permite ver los lados sensibles con plenitud.
La dramaturgia nos lleva mediante un diálogo sencillo y figuras populares, para comprender al cien por ciento los sucesos en la vida del personaje. Nos deja ver la fragilidad de una minoría, pero también su empoderamiento a pesar de los maltratos y humillaciones. Sobre todo, nos da un mensaje de solidaridad y apoyo que difícilmente se transmite hoy en día.
Por medio de nuevas letras sobre himnos de la comunidad gay como Vogue o It’s Raining Man, la historia de esta mujer se va acercando con delicadeza a la vida de cualquier ser humano, sin importar su orientación o género. Todos hemos sentido miedo, rechazo, orgullo y felicidad. Todos hemos sido alguien en busca de encontrar el amor perfecto y todos hemos sido ciegos ante la verdad. Reírnos de esos casos, es la mejor opción para superarlos.
Poniéndonos exquisitos, quizás el diseño escénico resuelto sobre el escenario del Teatro Sergio Magaña le resta espacio para salidas laterales al espectáculo, ensuciando ciertos momentos. Empero, la iluminación y gracia tanto del actor como de su acompañante musical en escena, no nos dejan perder el foco y nos concentran en las acciones que debemos notar realmente.
En México y el mundo, los crímenes de odio, la intolerancia y la incomprensión a la comunidad LGBT (por abreviar el resto de letras que le faltan al término), desgraciadamente no van en descenso, por el contrario, basta con abrir el periódico o prender las noticias una vez a la semana para encontrar un caso de tal índole, es aquí donde tener un monólogo a cargo de una mujer Trans que decide sincerarse a través de la música cobra fuerza.
Pensemos en un factor común que deben de tener las obras: causar algo en el espectador. Ahora sumémosle un mensaje actual: amar a los demás. ¿Suena utópico que una obra logre tal cometido en su discurso sobre la audiencia? Sí. ¿Es difícil que el mensaje llegue correctamente? En este caso, afortunadamente no.
Quizás estas vagas palabras no logren describir la grandeza que ostenta La Prietty Guoman en la historia del teatro mexicano, pero los giros de tuerca que esperan a sus espectadores, harán retumbar la conciencia social que necesitamos actualmente. El amor triunfa sobre el odio. Es momento de manifestarlo, armar un carnaval y profesarlo ¿Qué mejor lugar para iniciar que el teatro?
Consulta precios y horarios de la obra, aquí.
Excelente obra de teatro. Una de las mejores que e visto en muchos años. No se la pierdan es fabulosa. Uno de los motivos por los que vengo 4 a 5 veces al año a esta ciudad es por el teatro ya que soy de baja califirnia y en verdad me encantó