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LA OMISIÓN DE LA FAMILIA COLEMAN: Una familia terriblemente normal



Por Luis Santillán/ Sebastián Sánchez Amunategui es un director que explora distintos formatos en distintos espacios, confía en el proceso de creación y en la diversidad, tiene trabajos impecables, otros sumamente provocativos y otros donde los alcances quizá no son los deseados. Ahora lleva a escena La omisión de la familia Coleman de Claudio Tolcachir.

El texto de Tolcachir plantea la dinámica familiar de un grupo de personas que tienen como eje rector a la abuela, una serie de situaciones pondrán en crisis a la familia misma. Sánchez Amunátegui plantea que desde que vio la puesta en escena en Argentina le gustó el texto como para llevarlo a escena.

Lo que propone Tolcachir como autor es de esas manifestaciones que gustan con facilidad, que tienen una aparente naturalidad en las dinámicas que explora y eso permite que el público o cualquier lector se identifiqué. El texto es demasiado fácil, es decir, todo ocurre únicamente por voluntad del autor, el ejemplo más concreto está cuando el personaje de Verónica, que no tiene elementos para ceder ante la madre, “decide” usar el lugar menos lógico, menos propicio, más fácil para darle elementos a la madre y pueda ocurrir el final que el autor quiere.

La construcción del texto emplea todas las trampas del melodrama, todos los mecanismos para que sea la memoria emotiva la que responda y anule la razón; las acciones de los personajes existen porque sólo de esa forma se pueden exhibir las omisiones de la familia, nunca hay construcción real de personajes ni de conflictos, no hay desarrollo de situaciones, sólo suma de las mismas; lo curioso es que cualquiera que vea la obra podrá decir que los personajes son complejos, eso es porque el texto tiene enormes vacíos, mismos que el espectador llena con su experiencia personal. El texto gusta en proporción a lo que gusta el concepto de familia.

Sánchez Amunátegui sabe que esta puesta en escena requiere de un trabajo actoral más cercano a lo vivencial, del ritmo que implica vivir en un espacio con personajes caóticos, confía en su elección de reparto y construye la escena como si tuviera ante sí una orquesta a la cual le basta con nunca perder la musicalidad emotiva, los resultados en la función de estreno son variopintos, las actrices muestran un mejor desempeño tanto en la creación de personaje como en la construcción emotiva; en el caso del reparto masculino los mejores personajes son los incidentales, quizá no tener que responder a la dinámica de la familia les da la libertad para construir y no solo la de exhibir.

Hay una dirección sensata, aprovecha las posibilidades de la composición para estimular la memoria emotiva del espectador, permite que lo mejor de su reparto sea el soporte de la obra, pero sobre todo apuesta a que función tras función el reparto encuentre el engranaje ideal.

La omisión de la familia Coleman bajo la dirección de Sánchez Amunátegui es la posibilidad de ver un equipo actoral que confía en su director, también ofrece una obra que gustará porque tiene un texto eficaz y una propuesta eficiente.

Consulta precios y horarios de la obra, aquí.

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