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LA NENA: Un texto oscuro sobre dos personajes emocionalmente dañados



Por Roberto Sosa/ Está con su madre, la mandó llamar porque está a punto de morir, mientras eso sucede, toma alcohol de marca o del 96. La Chuchis se encarga de cuidar que no le falte “nada”. La nena tomó un avión para estar cerca de ella es sus últimos momentos. Le dice que tiene cáncer, que alguien la “contagio”. El encuentro dista de ser un acercamiento afable, cariñoso; el amor que ambas pudieran profesarse, se quedó en otro sitio, en otro tiempo.

El diálogo entre una y otra, es crudo, cruel y ofensivo, no existe respeto alguno de la madre a su hija y viceversa. De niña, su mamá lanzaba una pelota para que la siguiera, la lanzaba a la calle, al tráfico: “corre imbécil, corre imbécil…” le gritaba. Ella siempre regresó con la pelota. No quedó debajo de las llantas de un camión -como su mamá lo deseaba-, sólo quedó renga. “Te debo esta vida gris, oscura…”.

“Si eso era todo, a la chingada…”, dice la hija a punto de salir. “¿No vas a quedarte a ver cómo me muero…?”, le contesta la madre. Pero antes de partir tiene que confesarle algo, quién es su verdadero padre. La grabación del que vende tamales en la calle, se mete en la habitación, le recuerda a Don Tony, el de los tamales: “Nunca amé a nadie como a Tony…” Después de cumplir cinco años en la cárcel, quería que lo llamaran “Toña…”.

De Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (LEGOM), La nena es un texto oscuro, con dos personajes emocionalmente dañados. El humor negro –sello particular de LEGOM-, es la forma de abordar un relato con estas características. No podría ser de otra forma, si no el público saldría destrozado, con lágrimas; sólo así con una comedia adusta, se pude contar una historia tan cruda, atroz y brutal.

La pieza transcurre en un espacio sombrío, por momentos sólo se ilumina con la luz de unas  velas (Pedro Pazarán); el piso está lleno de naranjas -como las pelotas que le lanzaba de niña por la calle- y álbumes con viejas fotografías. Las dos se encuentran inmersas en sus recuerdos, resentimientos y discrepancias. El odio las enlaza y el rencor las vincula.

Las actuaciones son de Evangelina Martínez y Laura Castro, la forma de abordar y construir sus personajes, demuestran empatía con el autor, con el texto, con el teatro. Es un desafío encarnar los personajes que crea LEGOM, pero las dos lo resuelven de forma espléndida. Evangelina demuestra su enorme experiencia sobre los escenarios; Laura conoce, entiende y sabe cómo es la dramaturgia del autor, ha trabajado con él en otros proyectos y el que ahora realiza, es magnífico.

Cabe señalar el trabajo de Omar Olvera en la dirección de escena, bajo su mirada se construye el complejo universo que propone el autor; le da ritmo a las escenas y sentido al relato. En los personajes subyace el dolor y la falta de afecto; la obra es con una enorme carga de humor ácido. La dramaturgia de LEGOM tiene la virtud de impactar las emociones del espectador de una forma muy particular: para que no te duela, te la deja ir riendo.

La Nena pertenece al ciclo Espacios Mórbidos, invasión escénica en el Hostal Regina, 5 de Febrero esquina Regina en el Centro Histórico. Consulta precios y horarios de la obra, aquí.

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