Por Redacción/ Con una exposición fotográfica titualda “Adriana Roel en… Mi vida en el teatro, seis décadas de trayectoria artística”, la actriz Adriana Roel fue reconocida como mejor actriz en los escenarios. El homenaje, a cargo del Centro de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (CITRU) y el Centro Nacional de las Artes (Cenart), tuvo lugar este jueves en la Galería Juan Soriano de la Biblioteca de las Artes.

En enero de este año la actriz Adriana Roel donó parte de su archivo personal: un registro de su trayectoria en el cine, televisión y teatro. Gracias al equipo de Documentación del CITRU, el Archivo Adriana Roel cuenta con una colección digital de fotografías personales y artísticas ya disponible para su consulta. La otra parte del fondo, aún en proceso de catalogación, está conformada por documentos físicos como programas de mano, más fotografías y una gran recopilación de notas periodísticas que dan cuenta de sus 60 años de carrera.

En el marco de su 36 aniversario, el CITRU refuerza a través de este homenaje algunos de los principios rectores que tiene, como el rescate, organización y difusión del patrimonio documental teatral de la nación.

Adriana Roel comenzó su carrera desde los nueve años de edad incursionando en danza clásica. Fue bailarina solista en el Ballet de México y en el Ballet Moderno de Bellas Artes, dirigido por madame D’ Ambré, Felipe Segura y Sergio Unger, además de ser parte del Ballet Folklórico de Amalia Hernández. Incursionó en teatro en la Academia de Teatro de Andrés Soler.

En 1957, el director y maestro japonés radicado en nuestro país, Seki Sano, puso en escena el texto de la joven dramaturga mexicana Luisa Josefina Hernández, Los frutos caídos, llevando en el papel protagónico a su más destacada discípula, María Douglas. Bajo las órdenes del controvertido realizador y al lado de la prestigiada actriz, la joven estudiante de arte dramático Adriana Roel, debutó en los escenarios mexicanos, dando inicio a una trayectoria que hoy rebasa sus primeras seis décadas.

La actriz reconoce que esas primeras experiencias las valora mucho más ahora que en aquellos días. “No sé si estaba demasiado joven y no supe apreciar otras cosas, pero lo más importante es que Seki Sano supo despertar en mí la pasión por las maniobras de la escena”. Esta pasión le permitió transitar por cada uno de los géneros dramáticos bajo la batuta de directores tan definitivos de la escena nacional como Salvador Novo, Ignacio Retes, Xavier Rojas, Rafael López Miarnau, José Solé, José Luis Ibañez e incluso Manolo Fábregas.

Los primeros montajes de Adriana Roel son: Un cuerpo diplomático de Clayton (1958), Todos eran mis hijos de Miller (1959), Espectros de Ibsen (1962), así como El toque del poeta de O’Neil y La posadera de Goldoni (1961), estas últimas como integrante de la Compañía de Repertorio del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a la cual fue invitada por Celestino Gorostiza. Posteriormente, y gracias a su importante trayectoria, fue tomada en cuenta para formar parte de proyectos culturales de dimensión nacional con los Teatros del Instituto Mexicano del Seguro Social, en la década de los sesenta, y la Compañía Nacional de Teatro.

La actriz Adriana Roel también ha incursionado en el ámbito de la dirección profesional con dos montajes como Cartas de amor en papel azul y Las criadas de Genet (2000).  En 2007, celebró sus primeros 50 años de trayectoria dentro de las artes escénicas. El festejo fue el marco para que se le entregara la Medalla de Plata de Bellas Artes y para que protagonizara la tercera obra escrita especialmente para ella, Lou, la Sibila de Hainberg de Beatriz Martínez Osorio (2007). Anteriormente, su amigo y compañero de generación, el dramaturgo Hugo Argüelles, le había dedicado su pieza La boda negra de las alacranas (1991): “A Adriana Roel, espléndida actriz y amiga entrañable, desde los tiempos de la escuela de Bellas Artes. Con el cariño de siempre. El autor”.

El homenaje a Adriana Roel se llevó a cabo en el Aula Magna José Vasconcelos del Cenart, con la presencia de la actriz; mientras que la exposición-homenaje se dio lugar en la Galería Juan Soriano de la Biblioteca de las Artes, la cual podrá visitarse de lunes a domingo, hasta el 8 de septiembre de 2017.

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