Por Redacción/ Como productores, directores e intérpretes, Inés de Tavira y Alexandro Guerrero suben a escena Y después del silencio, adaptación libre de la obra El bufón del dramaturgo polaco de corte contemporáneo Rafal Maciag que se presenta en el Círculo teatral.

La historia sucede cuando una mesera y un hombre convergen en una espera durante la celebración de la fiesta nacional de un país, cualquiera. “Se encuentran porque ella no tiene más vida que estar o viendo la televisión o sirviendo mesas en ese café o barra marginal; él tuvo un pasado en que fue coartado de su libertad, fue sacado de la escena pública porque atentó contra los intereses del Estado a su nivel más alto, después de formar parte de esta misma maquinaria”, detalla Alexandro Guerrero.

Sobre la construcción de su personaje, con características esquizofrénicas, el actor señala que éste le exigió un profundo trabajo de introspección, “muchos desdoblamientos de la personalidad porque no se plantea en términos realistas como un esquizofrénico que oye voces nada más. Al mismo tiempo este, tono tragicómico permite que no se vuelva solemne un discurso constante en una verborrea sobre su pasado, su infancia. Por una parte es muy complejo y muy difícil de sostener por el ritmo por los desdoblamientos, por todas las imágenes que él trae en presente”.

Se trata de un personaje que ha encontrado en la locura una forma de sobrevivir, “y la que lo tiene en el momento presente de la obra, en este espacio, en esta barra en donde él piensa que ese día va a cambiar la historia porque está esperando a alguien muy importante para ajustar cuentas”. Mientras que el personaje femenino lo identifica como “la testigo, la rehén”. Ambos personajes, refiere, se desdoblan en varios personalidades que muestran diversos aspectos, tanto psicológicos como simbólicos.

De acuerdo con Guerrero, se trata de una pieza tragicómica que llega a sus creadores gracias a una selección de Ludwik Margules, en uno de estos primeros compilados de Editorial El Milagro de teatro polaco contemporáneo. “La pieza es de uno de los dramaturgos de finales de los 80 y todos los 90 que, principalmente con su obra “El diablo”, puso el dedo en la llaga respecto a lo que pasó con la caída de La cortina de hierro o El Muro de Berlín, con personajes que tienen una locura social, un universo moral muy crítico respecto a la realidad inmediata de los ciudadanos, de su relación con el poder y de la forma en que la soledad crece en cierto tipo de estados, no necesariamente socialistas, comunistas o capitalistas o neoliberales”, agrega Guerrero.

De acuerdo con el actor esta obra es, estrictamente, un ejercicio estético con un discurso muy fuerte y “sí, claro, es política, pero lo que me llama más la atención es que de pronto, hablando del día de la Patria, las funciones coincidirán con los festejos mexicanos y me tocará decir sobre el escenario hoy es el día de la fiesta, en un contexto político, económico y social que no nos es ajeno”.

El montaje se presenta gracias a un equipo de creativos integrado por Mario Marín del Río, como responsable del vestuario; Lydia Margules, en la iluminación; y David Negrete, como coreógrafo.

Y después del silencio se presenta de viernes a domingo en el Círculo teatral, ubicado en Veracruz 107, Condesa. Consulta precios y horarios de la obra, aquí.

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