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HASTA LA CHINA FUERON A DAR MIS MECHAS: La pertinencia de un corte de cabello



Por Saúl Campos/ Quizás para Toña, las cosas hubieran sido diferentes si no se hubiera ido a cortar el cabello. En cuanto salió del salón sus mechas salieron disparadas hacia otro lugar del mundo, gracias a un fuerte ventarrón que estaría a punto de cambiarle la vida. Tras la noticia del abandono de su marido, ella sólo pensará en cuáles fueron las circunstancias que la han llevado a ser ahora una mujer sola y si realmente es ésta la condición en la que se encuentra.

El Foro La Gruta presenta Hasta La China Fueron A Traer Mis Mechas Con El Ventarrón, una obra de Amos Oz, bajo la dirección de Otto Minera. Este monólogo, protagonizado por la actriz Zaidé Silvia Gutiérrez, busca figurar como un mensaje de empoderamiento femenino a partir de los falsos estigmas que pretenden construir a una mujer adulta en la sociedad actual.

Si bien el discurso de Oz tiene una intención poderosa y con altas vías de obtener resultados exitosos, la actriz se enfrenta a un texto que no ha terminado de ser resuelto en su estructura y que por ende, no otorga las armas necesarias para idear un ciclo de vida al personaje, o bien incluso, una dirección hacia la cual pueda lograr una anagnórisis real.

La dirección de Minera toma las debilidades del texto para construir un reto coreográfico a la actriz en cuanto a trazo y tren de pensamiento sobre su personaje. Sin embargo, la constante repetición de temas y puntos clave, terminan por embotar el embrollo en varios sitios aislantes que lejos de construir una cercanía a la audiencia, la van alejando hasta que uno de los temas logra romper su aislamiento para irse de lleno y recapturar la atención.

A pesar de las vicisitudes que enfrenta en dramaturgia, la puesta sostiene una actuación muy franca y potente por parte de su actriz, quien logra adentrarse de un tren emocional frenético, enfurecido y doloroso con un dinamismo amplio y atinados matices que permiten entender con mayor facilidad la intención de la puesta.

La iluminación por parte de Edgar Sánchez, impulsa este esfuerzo actoral y de dirección, para dividir los planos temporales e introspectivos en los cuales, el personaje lucha consigo mismo para poder dar resolución a su pensar. Dando como resultado una serie de cuadros de estética imponente.

Este es un monólogo que busca el re-empoderamiento femenino a través de aquellas características que justo daban fuerza a la figura de la mujer y que ahora se ven disueltas entre inseguridades y complejos. La importancia de ser asertivo hacia uno mismo debe prevalecer entonces como la búsqueda propuesta y que merece escucharse… a menos de que decidamos que nuestra autonomía también se vaya liviana, tras el primer ventarrón que llegue.

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