Por Mariana Mijares/ ¿Qué sucede cuando dos seres inadaptados se encuentran y descubren que se entienden, que se complementan? Ésta es una de las premisas de Déjame entrar, obra basada en la novela del autor sueco John Ajvide Lindqvist sobre la relación entre un joven y una vampira; historia que fue llevada al cine en 2008 en una película sueca y en 2010 a una versión americana protagonizada por Chloë Grace Moretz.

El montaje en México, dirigido por Hugo Arrevillaga y producido por Irene Azuela, es protagonizado por dos jóvenes que debutan en el escenario: Saraswati Valladeres y Diego Velázquez, quienes dan vida a ‘Eli’ y ‘Óscar’; dos personajes que, en estos tiempos, nos dejan una oportuna lección sobre entendimiento, cooperación y amistad verdadera.

La obra es una especie de Romeo y Julieta con colmillos; la historia de dos seres distintos que se conocen, se atreven a confiar, y se fortalecen.

Para saber más sobre la creación y la trascendencia de este proyecto, en Cartelera de Teatro platicamos con el director, la productora y sus protagonistas.

¿Qué opinan de la versión original?
Irene: Vi la película hace muchos años y después vi la obra de teatro y me encantó. Dos años después Hugo me llamó para trabajar con él en unas obras, pero no coincidieron las fechas; pero desde aquella conversación me platicó de este proyecto, así que junto con Bere González, con quien produje Salomé, me di a la tarea de producir este proyecto.
Hugo: Vi la película sueca, que fue lo que me capturó por completo; la fotografía es hermosa, el guión es muy bueno y los actores estaban muy bien. A partir de que conocí esta historia se quedó en mí de manera muy puntual y me imaginé cómo sería llevarla a escena.

¿Cómo levantaron el proyecto?
Hugo: Hace dos años me encontré con la noticia de que John Tiffany, una figura importantísima del teatro inglés, había montado esta obra en Londres. No tuve oportunidad de verla pero quienes la vieron me dijeron que les había encantado. Entonces me sedujo la oportunidad de conseguir los derechos; hablamos con mucha gente hasta que llegamos al agente y hace dos años compramos los derechos, pero les dijimos que nos tomaría tiempo hacerla porque no era una producción sencilla.

¿Qué ofrece la versión teatral que no hayamos visto en las películas?
Hugo: Sería injusto hacer una comparación porque son dos lenguajes diferentes, que leemos de maneras distintas como espectadores. En ese sentido, creo que el teatro provee al espectador la posibilidad de construir dentro de sí los espacios a partir de un acto imaginativo, parecido a lo que te pasa al leer una novela en la que te van dando pistas que te llevan a completar tu propia imagen… El espectador de teatro quiere ejercer su capacidad creativa en conjunto con los artistas.

Irene, ¿qué te motivó a querer trabajar con Hugo?
Conozco su trabajo y sus montajes siempre me han conmovido muchísimo. Me parece de los directores más innovadores, sensibles e inteligentes de la escena en México, así que Déjame entrar está en las manos perfectas.

Hugo, ¿cómo elegiste a tus jóvenes protagonistas?
Pamela Arredondo, una directora de casting, nos dio una serie de posibilidades, hicimos algunos ejercicios y para mí fue increíble porque estoy acostumbrado a trabajar con actores de trayectoria pero no con jóvenes; y ellos juegan, abordan las cosas de manera muy lúdica y se dejan ir. Así que hemos ido descubriendo cosas en ellos que, como adulto, se te van olvidando. Su mirada te obliga a actualizar tu mirada o idea de las cosas; por ejemplo, ¿qué es el amor en estos tiempos?

Saraswati, Diego, ¿cómo fue para ustedes el trabajo creativo con Hugo?
Saraswati: Hugo siempre trata de sacar lo máximo de ti; usa tu sensibilidad y tu parte orgánica.
Diego: Para mí ha sido muy padre estar con un director que siempre te hace ir más allá del libreto; más allá de tu personaje y profundizar. Esto ha hecho que nuestro trabajo sea un reto más grande.

¿Cómo definirían sus personajes?
Saraswati: Eli es un vampiro que ha vivido muchísimos años, pero está en el cuerpo de una niña. Es alguien muy sensible pero que estaba como muerta en vida; cuando conoce a Óscar empieza a vivir de nuevo.
Diego: Óscar es un niño muy solitario; sus papás están separados, su mamá es alcohólica, nunca ve a su papá y además sufre de bullying en la escuela. Pero es un niño muy sensible y muy inteligente.

Irene, ¿cómo ha sido volver a producir teatro, pero ahora sin participar como actriz?
Tenía ganas de estar a full, de estar en los ensayos y de vivir esto de cerca, tengo muchas ganas de aprenderle a Hugo. Producir es muy interesante porque te permite explorar, y abarcar, otros departamentos.

Uno de los atributos principales de este montaje es la escenografía, que en Londres era espectacular y que aquí quedó en manos del impecable Jorge Ballina. ¿Cómo definieron, entre todos, el concepto escenográfico?
Irene: Lo que pensó Jorge es algo distinto a lo que se vio en Londres, queríamos crear nuestro propio universo.
Hugo: Jorge como escenógrafo se distingue por buscar el dinamismo, él me dijo que partiéramos de la idea de que esto ocurría en un lugar gélido y que había que generar un espacio que fomentara la imaginación del espectador, a la par que le diera elementos visuales interesantes. En ese sentido encontramos materiales que, iluminados de cierta manera, parecen nieve. Además diseñamos módulos que generan elementos de mobiliario.

Uno de los mensajes que considero más importantes en esta obra es que hay que perderle el temor a lo desconocido, a alguien diferente, y darnos la oportunidad de conectar con otro…
Irene: Sí, eso es de lo que más me gusta de esta obra. Estos personajes asumen la extrañeza como parte de su condición y deciden estar ahí; deciden quedarse. Me encanta pensar que Óscar no sepa bien quién es Eli, pero decide estar ahí. Decir que sí, ante lo desconocido, me parece inquietante, conmovedor y emocionante.
Hugo: Exacto, creo que el discurso va por ahí. El año pasado hice otro proyecto de este género: horror, y para ello me puse a indagar en qué es lo que a los humanos nos da miedo, nos aterra, y llegué a esa conclusión: lo que nos asusta es el otro; cómo reacciona, cómo actúa. En una ciudad como ésta, en la que estamos tan agrupados en un espacio tan reducido, vivimos aterrados. Déjame entrar es justo eso, un acto de comunión y de comunidad que nos obliga a estar frente a otro ser humano, derribando cualquier tipo de barrera.

En tiempos en donde las redes sociales, el celular o Netflix ocupan gran parte nuestro tiempo, ¿cómo convencer a la gente de ir al teatro?
Irene: No creo que se trate de una competencia, por ejemplo yo soy una gran consumidora de teatro y de series, pero no dejaría una cosa por la otra. El hecho de que el teatro sea un acto único e irrepetible es bellísimo. A mí me encanta recordar eso y me encantaría convencer al público diciéndoles eso: que la función a la que asistan sólo va a ser de ustedes, y de los actores.
Hugo: Creo que si la gente está tan pendiente de las redes sociales es porque quiere conocer historias… Me parece mucho más seductor tener a una persona frente a ti para contarte algo, a que alguien lo haga mediante una computadora. Venir al teatro es revolcarse con la historia, olerla, abrazarla. Conforme más artificial se vuelve la vida afuera, más fundamental se vuelve la vida dentro del teatro. Una maestra me decía que a veces el cine apapacha nuestras heridas, pero el teatro nos las abre. Hay que ir al teatro; hacer una reflexión profunda, aventarse al vacío.

¿Por qué les gustaría que el público venga a ver Déjame entrar?
Saraswati: Me parece que ver las vidas de tantas personas, y con tan diversas situaciones que se viven a diario, es muy atractivo.
Diego: Porque hay un gran elenco: Yuriria (Del Valle), Adrián Vázquez, y las áreas dirección y producción han trabajado con mucho esfuerzo en esta historia de amor en la que todos podrán aprender algo.
Irene: Porque es una obra en la que el horror está presente, pero también la belleza y las cosas simples de la vida que nos hacen decir que sí.
Hugo: Lo que podemos darle a los que les gustó la película o la novela, es la presencia humana. Ver Déjame entrar, una historia de vampiros con tintes de romanticismo, poesía, amor, o búsqueda de identidad; frente a ti, me parece súper seductor. Nosotros queremos generar una atmósfera que seduzca, que inquiete, que te haga sentir vivo…

  • Datos curiosos
    La obra debutó en el Uppsala Stadsteater, de Uppsala, Suecia, en marzo de 2011; posteriormente en el Dundee Rep Theatre de Escocia en junio de 2013 y a Londres llegó al Royal Court Theatre, en noviembre de ese mismo año.
  • Saraswati es actriz desde lo tres años, pero nunca había hecho teatro. Diego estudió en el CEA infantil, donde conoció a Paloma Arrendondo, quien invitó a ambos jóvenes al casting del proyecto.
  • Aunque Saraswati y Diego vieron la película, su trabajo se influenció más en la novela y en el trabajo previo que hicieron con Hugo.
  • Previamente, Irene Azulea fungió como productora y actriz de la obra Salomé, presentada en el Teatro Helénico.
  • Arrevillaga es conocido por su mancuerna con el escritor Wajdi Mouawad, de quien ha dirigido trabajos como Bosques, Litoral, Incendios y Cielos.
  • Los ensayos de la obra iniciaron en marzo.

Déjame Entrar (Let the Right One In)
Género: Suspenso/Terror.
Director: Hugo Arrevillaga.
Productoras: Irene Azuela y Berenice González (Salomé)
Elenco: Saraswati Valladeres (‘Eli’), Diego Velazquez (‘Óscar’), Yuriria del Valle (‘Mamá’), Adrián Vázquez, Claudio Lafarga, entre otros.
Dónde se presenta: Foro Shakespeare (Zamora 7, Condesa) con funciones de viernes a domingo. Consulta precios y horarios de la obra, aquí.

 

Fotos: Cortesía producción

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