Por Gina Fierro/ Keiko, Laika, Cheeta, Lassie, Paul, ¿te suenan?, son nombres que han dado la vuelta al mundo, animales que alcanzaron la fama en distintos ámbitos.

Tanto en el cine, como en la literatura, es común que los animales protagonicen las historias, cuyos personajes han logrado trascender en la historia. Sin importar su condición, la conexión que los protagonistas representados por animales crean con los espectadores es asombrosa.

En el teatro, los encargados de darle vida a estos personajes entrañables no siempre son las marionetas, y es aquí donde los actores se valen de sus habilidades interpretativas para entrar en el complejo reino animal. Desde el salvajismo, la ternura, la destreza, la ingenuidad, etcétera, la escena se ha visto tomada por diversas especies animales que dan a los actores un dominio distinto sobre el escenario.

Pero, qué tan complicado resulta interpretar a un animal, cómo hacer creer al espectador que lo que ve ya no es una persona. Al respecto, Leonardo Ortizgris y Raúl Villegas nos hablan en entrevista sobre su trabajo escénico a través de uno de los animales más queridos, el perro.

Es cierto que hay aspectos que un actor no puede superar para al interpretar un can, sin embargo, los autores y directores han dado a esta figura diversos giros que le permiten al intérprete jugar, explorar y extraer la esencia del personaje.

Toto

Foto: Ulises Ávila

Como autores de la obra Lo que queda de nosotros, Alejandro Ricaño y Sara Pinet construyen un personaje que representa la pérdida, un perro que es lo último que le queda a Nata, su dueña, después de haber perdido a sus padres.

“Ricaño hace que Toto sea sumamente importante porque es lo único que hace que Nata quiera seguir adelante, es lo único que la hace no sentirse sola por este amor absoluto y honesto que le da Toto a su compañera de vida. En este caso para Toto, Nata es absolutamente todo, es todo su mundo”, detalla el actor Raúl Villegas, quien interpreta a Toto.

Para la creación del personaje, Villegas confiesa que lo construye a partir de la observación de su propia mascota, una perra de nombre “Pato”. “Convivo muchísimo con ella, pero ahora fue cambiar el tipo de convivencia y estarla observando y tratar de ponerle ideas en la cabeza; preguntarle, qué estará pensando ahorita o por qué habrá reaccionado así o por qué se mueve así”.

A partir de esto, Villegas identifica ciertas cualidades de los canes que los diferencia de los humanos, características que potencializa en el personaje. “A las conclusiones que llegué fueron una capacidad de olvidar, de borrar, ni siquiera perdonar, de no tomarse enserio las cosas; siempre hay una demostración muy honesta y muy real de las cosas que les gustan o los seres por los que sienten amor”, apunta.

Para Villegas, la conexión que un personaje animal puede crear con el espectador es importante, ya que el público se da el permiso de no juzgar al animal que ve. Mientras que a nivel actoral, el intérprete encuentra otras posibilidades, a la vez que se divierte.

“Ha sido muy divertido porque me permite jugar un montón con las reacciones corporales que tiene este personaje, poder darle puntos de vista que quizá no son paradójicos para un ser humano, pero que para un animal lo pueden ser”.

Mr. Bones

Basados en la novela Tomboctú del estadounidense Paul Auester, Óscar Ángeles y Verónica Bujeiro escriben Sr. Perro, cuyo protagonista es un perro que resulta demasiado humano, pero suficientemente perro para no complicar sus relaciones. A través de los ojos de un can llamado Mr. Bones, el montaje muestra una visión amarga, dura, pero hermosa del ser humano.

En medio de la basura, la calles y la desolación, William Gurevitch y su perro subsisten. Y es a través de la historia de dos amigos inseparables que se expone una metáfora sobre el mundo de los desprotegidos, el abandono, la miseria y el hambre que muchas personas viven en el mundo.

Como intérprete de Mr. Bones, Leonardo Ortizgris nos cuenta en entrevista “la manera de abordar este personaje fue siempre con la sutileza del rasgo animal, más que hacer la representación tal cual del perro, nos resistíamos a que estuviera en cuatro patas. También por la naturaleza de la obra que habla desde los desposeídos, desde los que no tienen nada”.

Y es igualmente a través de la observación de sus propias mascotas que Ortizgris logra un personaje perro. “Tengo la ventaja y el privilegio de tener dos perros, fue muchísimo trabajo de observación, de entendimiento, de relación con el animal, conoces los gestos, su rostro y las orejas, la cola. Es observación y poquito de sensibilidad”.

Y agrega “La verdad (Mr. Bones) es un personaje que yo disfruté mucho y casi con dedicatoria a mis perros”.

De esta manera, el actor construye un personaje fuera del cliché de lo que podría representar a un perro. “Entonces también podría ser perfectamente otro vagabundo, tratado como un perro, lamentablemente. La obra expone esta cuestión de cómo la sociedad a veces trata a los animales”.

Por otro lado, Ortizgris nos comparte el proceso de creación a lado del director del montaje Gabriel Figueroa. “Ambos queríamos encontrar la sutileza del movimiento y del lenguaje canino, porque nos daba miedo justo llegar a la caricatura de la mascota”, apunta.

En el aspecto físico, Leonardo reconoce que el vestuario fue un reto. “Una de las cosas que nos costó llegar fue el vestuario, cómo iba a ir vestido este perro hombre. Yo partía de la idea que era un indigente, no quería que tuviera ningún rastro, ni colita, ni orejitas”. Finalmente, el vestuario fue resuelto por Brisa Alonso, quien propuso prendas simples y cómodas como unas zapatillas tipo dedos que simulaban las patas y un suéter bombachón. “Brisa le dio en el clavo porque hacía que el actor se sintiera cómodo, en el sentido de hacer lo que la escena exigía, era un trabajo muy exigente en cuestión de sube, baja, arrástrate, levántate, abre, cierra”.

“Es un montaje que recuerdo con mucho cariño y con mucho disfrute, porque es una obra dedicada al compañero y quien tenga perros, o quien tenga una mascota, sabe lo que significa eso”, agrega Ortizgris.

Por otro lado, el actor habla sobre la poderosa conexión que el público estableció con Mr. Bones a través de un sentido humano. “Conecta por la misma humanidad del personaje y tiene que ver mucho la relación del dueño o del amo, porque no sé, me atrevería a decir que da un poco lo mismo si es un animal o si es una persona, lo que pasa es que el animal es desposeído, es un ser vulnerable, siempre”.

Finalmente, la presencia de estos personajes animales en las historias -sea cine, teatro o literatura-, han llevado al público a reflexionar sobre el respeto y el cuidado de los animales.

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