Por Roberto Sosa/ A otro plano, en otra dimensión… a otra realidad análoga. Eduardo y Magdala dispararon un arma, ahora no saben en dónde están, si ya fallecieron o quizá todo es producto de su imaginación. Un matemático y una ex evangelista confrontan ideas y pensamientos; la fe y la ciencia son líneas paralelas que no convergen en este espacio. Intentan encontrar respuestas desde sus propios dogmas.
En esta ambigüedad saben que se aman, él perdió con ella su virginidad, ambos lo recuerdan, no obstante no están convencidos que así sucedió. Y ¿si lo intentan de nuevo…? Eduardo calcula que se encuentran a 488 kilómetro de casa, a tres días y 20 horas caminando. La carretera es infinita. Ella recuerda que él venía manejando y chocaron. ¿En dónde está el auto?
Eduardo y Magdala cuestionan sin encontrar respuestas; la gravedad funciona al revés; arriba es abajo. Ella no siente, quizá nunca existió; le pidió a Dios un hombre como él, será entonces ¿Qué es un demonio matemático que la sigue la purgatorio…? Tal vez los dos están muertos. Una realidad paralela podría ser la respuesta. Lo único cierto en este universo incompresible se tiene uno al otro, juntos buscarán la salida y respuestas a sus interrogantes.
Con vista al mundo es la segunda parte de una trilogía que inicio con A espaldas al mundo. La dramaturgia es de Xavier Villanova, codirige y actúa con Laura Camés, su cómplice en esta aventura teatral. La historia de esta segunda parte se enlaza con el final de la primera. Para Camés, “no es indispensable haber visto la primera parte para entender la nueva producción”. Coincido con esto.
El texto de Villanova es inteligente –mi opinión-, está bien construido y bien cimentado; el relato atrapa, está bien desarrollado, no obstante la puesta en escena me deja dudas, creo que no realiza una buena dirección. Si su texto lo deja en manos de un buen director, el resultado sería –mi perspectiva- mucho mejor. La corporalidad y el trabajo físico, ya lo vimos en A espaldas al mundo, acá lo volvemos a presenciar.
A diferencia de la primera puesta en escena, la actuación de Villanova es mejor. Mientras que ella demuestra talento y buena aptitud, sabe por dónde la lleva Xavier y lo que quiere hacer. La empatía en su vida personal, la reflejan sobre el escenario. Se ven cómodos en el momento de actuar, ven hacia el mismo punto, tienen el mismo objetivo, con esto logran que el público les reconozca su labor como actores.
Con vista al mundo es una buena obra. Podría ser teatro del absurdo o realismo mágico, no estoy de acuerdo con esto. Tampoco coincido con la opinión de Edgar Chías en el sentido que es un claro homenaje a la obra Esperando a Godot de Samuel Beckett –datos del boletín de prensa-, no creo que tenga ese alcance. Es una pieza con lances de comedia, bien escrita; una historia que aún no termina, que promete y seguramente la trilogía tendrá –espero- un desenlace espléndido.
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