Por Gina Fierro/ Con un proyecto que le tomó 10 años echarlo a andar, el director y dramaturgo Richard Viqueira lleva al Teatro Julio Castillo la puesta en escena Bozal. En un aparato escénico nunca antes visto -con sus butacas y escenario pendidos del techo-, Viqueira presenta un texto de su autoría situado en otro universo, donde dos hombres en una nave comienzan a perder el juicio.

“Mi principal tema era ‘el monstruo’, la monstruosidad desde un punto de vista psicológico y fantástico”, detalla Viqueira en entrevista para Cartelera de Teatro. Siguiendo esta línea, el autor coloca a sus espectadores en asientos suspendidos a 8 metros sobre el suelo para disfrutar de un montaje que sucede a diferentes alturas.

Para la construcción de tal estructura, la cual simula un universo con sus estrellas y galaxias, el director reconoce que el asunto más importante fue la seguridad de los asistentes. “La mayor necesidad era tener la comprensión de la mecánica, de cómo hacerlo, de que fuera absolutamente seguro y conseguir los recursos”. Asimismo hace hincapié en el apoyo brindado por el INBA y el ex director de Coordinación Nacional de Teatro, Juan Meliá, a quien Richard propuso el proyecto.

De esta manera, el dramaturgo crea una experiencia única donde el público, además de presenciar la obra en las alturas -atado a una línea de seguridad-, observa desde su asiento como un extraterrestre. Al respecto, Viqueira apunta, “me interesaba mucho cómo nos podemos convertir a ojos de los demás en un monstruo cuando perseguimos nuestros más secretos deseos o nuestras más ocultas veneraciones”.

La historia de estos hombres transcurre entre el misterio y la locura que surgen al estar aislados, fuera de su planeta, en la inmensidad del espacio. “Me parecía que la idea de trabajar sobre el monstruo siempre tiene que ver en un espacio aislado, en un espacio donde pueda haber esta dialéctica entre la normalidad y la anormalidad. De ahí el interés de hacerlo en el espacio y en una época tan emblemática como lo es la conquista espacial”, refiere el entrevistado.

Por otro lado, detalla “hay algo bien importante, esta es una obra de corte experimental que agotó sus localidades dos meses antes, eso para nosotros es muy importante”. Con un aforo de 36 butacas elevadas, los boletos de la temporada se agotaron rápidamente; sin embargo, los asistentes pueden disfrutar actualmente del espectáculo recostados en una colchoneta o en las butacas del teatro.

Asimismo, el director asegura que el teatro experimental también es capaz de atraer a nuevo público.“Sí podemos ser un imán para que la gente venga a vernos, sí podemos darle una vuelta de tuerca para que ellos (los espectadores) sientan que esto es atractivo”.

Bozal, obra nominada a los Premios Cartelera

Sobre su nominación para la tercera etapa de los Premios Cartelera, Richard confiesa que antes de lanzar el proyecto se tenían muchas dudas sobre cómo iba a reaccionar el público. Y agrega “estamos muy sorprendidos (por la nominación), porque como todo teatro experimental, yo creo que está hecho para fracasar. Uno va hacia un camino que no conoce, que no reconoce sobre unas temáticas o formas que no son tradicionales”.

De igual manera, resalta la importancia de reconocer el quehacer escénico nacional. “Es importantísimo, claro que esto siempre conlleva a muchas mareas de gente que no le gusta porque no son nominados o sí son nominados […] Pero en realidad lo que se premia es un fenómeno teatral”.

Y concluye “el número de obras que hay en la Ciudad de México es tan grande como el que podría haber en Londres o Nueva York, y el hecho de que haya reconocimientos permite que haya un flujo reflexivo sobre el mismo acontecer teatral que normalmente no lo tiene”.

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