Por Roberto Sosa/ La geografía divide los países, las desapariciones no tienen fronteras. Sin tiempo y espacio, el discurso va más allá del territorio nacional. Las dictaduras militares y gobiernos totalitarios han impuesto sobre la voluntad de los pueblo sus intereses económicos. El relato nos habla de la dictadura Nazi en Alemania, el fascismo en España, los golpes militares en Latinoamérica y se queda en nuestro país.
Umbra tiene como eje narrativo las desapariciones forzadas desde una mirada lúdica, con juegos y en tono festivo. El público forma parte del espectáculo concursando, bailando o convidado a la mesa a comer pastel. Desde está perspectiva Gabriela Román –autora y directora- le resta formalidad a un tema delicado y doloroso; toma el riesgo, se atreve y propone.
Sin embargo, la obra cumple, siempre será necesario seguir hablando de esto, aún cuando ya pareciera un discurso trillado y repetitivo; no está por demás insistir, reclamar y levantar la voz, y el escenario teatral en este sentido dimensiona el sentir de la población, el petitorio es ya no más desaparecidos… no más muertos.
El elenco lo integran Cecilia de los Santos, Stefanie Izquierdo, Delfino Vergara y la propia Gabriela Román. En una escena representan a cuatro amigos que juegan al “Turista” o “Monopolio” donde se compran, venden o se reparten los países de Latinoamérica; en otro momento se paran a bailar; en las pantallas se escucha y se ven imágenes con encuentros de fútbol en distintas épocas y diferentes países, representan la forma que los gobiernos utilizan este deporte como herramienta para enajenar a los pueblos.
No obstante, en aras de abordar el tema desde otro ángulo, de forma diferente, la obra se vuelve en una sucesión de escenas inconexas, un discurso escénico –mi opinión- desarticulado y con altibajos. Esgrime el recurso de la multimedia para ilustrar cifras, datos y sitios de los que desaparecen, buen trabajo sin duda; intenta mostrar otro rostro de la tragedia, una cara que no tenga que ver con la angustia y dolor de quienes sufren por algún miembro de su familia muerto o desaparecido.
La obra –según Román- está dirigida al público joven donde la intención es integrarlos a esta dinámica escénica: Me gustaría que el público se lleve preguntas y un poco de historia, acaso para no repetirla y hallar soluciones, así como la satisfacción de participar en este ejercicio de memoria y de dar presencia a los ausentes…
Tomar riesgos en una propuesta escénica lo aplaudo, donde creo que se equivoca –mi perspectiva- es cómo la aborda, es irreverente; está hablando de un tema que tiene a mucha gente en este país con el dolor a flor de piel, y venir a ver una obra que lo trata, lo presenta como un si fuera una fiesta, como si se tratará de un concurso de televisión… pues yo pienso que no, no es por ese camino.
La compañía Teatro Ariles presenta Umbra, cartografía para la ausencia, en el Teatro El Galeón, consulta precios y horarios de la obra aquí.
