Fotos: Sergio Écatl y Gabriel Morales
Por Saúl Campos/ El ingenioso hidalgo, Don Quijote de la Mancha se encuentra atorado en un espacio del cual depende para poder existir: la mente de su autor. Pese a que el no puede controlar lo que sucede en su vida, está muy seguro de que hay muchas cosas que puede lograr si tan sólo concentra sus esfuerzos en alcanzar todo aquello que se lo impide. El primer paso será quizás analizar hasta donde lo ha llevado la historia, y si alguien más podría ayudarlo a seguir cumpliendo sus hazañas, quizás leyéndolo…
Quijote Vencedor De Sí Mismo regresa ahora al Foro Shakespeare, original de Mónica Hoth y Claudio Valdés Kuri, bajo la dirección de este mismo. Una historia obviamente basada en el personaje clásico que bajo la actuación de Fernando Huerta Zamacona y Xóchitl Galindres busca acercarlo de otra forma a la audiencia, como un caballero incompleto, pero decidido a cambiar el mundo.
La obra en sí es rara tanto en finalidad como hechura. Por momentos es conceptual, por otros totalmente universitaria, por otros es una pieza, por otros un drama, por otros hasta un musical. Y es quizás aquí, donde la idea original pierde su valor, cuando se ve afectada por la existencia de muchas otras que van nublando el camino hacia dónde va la historia, y no porque se diseñe así, sino porque tantos temas confunden el tema inicial.
En principio la dramaturgia critica otros intentos de adaptar la obra para más audiencias, como las películas, teatro musical, ballet. Sin embargo, a los 20 minutos pide a más gente acercarse a ella.
Esta es una de las muchas contradicciones que presenta el texto que si se descuida bien podría pasar por un comercial de la campaña “Leer” del Consejo de la Comunicación, una arenga de “Pare De Sufrir” o cualquier discurso político de un alumno del primer año de la carrera de teatro (no es ofensa, pero todos guardan las mismas conexiones y es por ello que lo uso como ejemplo).
En fin, tras largas escenas en las que realmente no pasa nada, la obra tarda para poder encontrar su final y soltar dejos esperanzadores y de incitación al público para accionar socialmente contra los males de la humanidad como la apatía. De tal manera que termina valiéndose de efectos para esconder las carencias como el ritmo y orden, que de ser ágiles y estructurados transformarían la obra en una gran propuesta.
Mención aparte al magnífico vestuario de Ximena Fernández, que ingeniosamente juega como otro personaje vivo y sustancial para la puesta.
Quijote Vencedor De Sí Mismo es una opción para disfrutar de una vista diferente del clásico y abrirse a alguna de las mil lecciones que el caballero tiene para darnos, y quizás hasta descansar de la monotonía un rato, por medio de los sueños.
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