Por Itaí Cruz/ Hoy conmemoramos a uno de los más grandes exponentes de la literatura española, Miguel de Cervantes. Por esa razón, en esta fecha se llevan a cabo eventos de todo tipo en diferentes partes del mundo para celebrar 402 años de su fallecimiento.
Aquí les traemos algunos datos curiosos del manco de Lepanto que posiblemente desconocías.
1. Nadie sabe cómo era. Existen diversas pinturas, esculturas y dibujos que muestran el retrato de don Miguel, pero lo cierto es que no existe ningún registro de su verdadera apariencia, por lo que estos cuadros se inspiran en información poco precisa. Lo mismo ocurre con su sobrenombre, “el manco de Lepanto”, pero Cervantes no tenía amputada ninguna mano, sólo sufrió heridas graves en su mano izquierda durante la batalla del mismo nombre.
2. Era tartamudo. Él mismo lo confiesa en el prólogo de sus Novelas Ejemplares, don Miguel debió de expresarse de forma mucho más fluida por escrito que oralmente, contrajo paludismo y esta situación lo afectó de manera social y anímica. Lo cierto es que Cervantes no destacó en su carrera militar, en la que fue soldado, ser mando militar y no poder dar órdenes o ser escritor y no poder hablar en público……… pudo hacer de su carrera algo diferente.
3. Fue capturado por piratas. Cervantes fue capturado por piratas bárbaros cuando regresaba de Nápoles a España junto con su hermano Rodrigo, porque en sus pertenencias encontraron unas cartas de recomendación de unos duques, que hicieron que sus captores pensaran que era una persona muy importante. Por tal motivo, fue esclavo por 5 años, aunque intentó escaparse en cuatro ocasiones, sin conseguirlo. Gracias a la orden de los trinitarios, quienes pagaron su rescate, consiguió ser liberado junto con su hermano.
4. Fue excomulgado. Tras su regreso a España, luego de estar en cautiverio, encontró a su familia en la ruina y no sólo eso, su carrera como militar también se vio afectada, así que sin medios para vivir se vio en la necesidad de dedicarse al oficio de recaudador de impuestos. Esta profesión le valió en tres ocasiones que la Iglesia Católica lo excomulgara no una, sino tres veces, por intentar recaudar los impuestos que ésta debía pagar al estado.
5. Sin rastros. Según los estudiosos, Cervantes falleció en 1616 a los 68 años por diabetes. Uno de sus deseos al morir, era que sus restos descansaran en la iglesia del convento de las Trinitarias Descalzas, ya que esa congregación le ayudó cuando estuvo preso, pero la construcción del convento se llevó en distintas fases. Así que, cuando ocurrió su deceso, don Miguel fue enterrado en un pequeña capilla del convento, pero después de un tiempo fue edificada una iglesia mayor en el mismo sitio, por lo que las personas que se encontraban enterradas ahí fueron trasladadas a ese nuevo templo. Lo mismo ocurrió con el cuerpo del españo, por lo que pasó mucho tiempo para que se encontrará el lugar de su tumba, hasta que en 2015 un grupo de científicos cree haber dado con sus verdaderos restos.
6. Famoso, pero pobre. Aunque era considerado un gran escritor, se sabe que nunca recibió pago por su obra. Se nos ha dicho muchas veces, y el mismo lo hace en alguno de sus escritos, que don Miguel era pobre. Pero debemos tomar en cuenta que en aquella época en la España, los hidalgos no trabajaban, ya que el trabajo manual se consideraba algo vil y como tal, solo lo realizaban las clases sociales más bajas. Cervantes no alcanzó en vida la fama que creyó merecer, aunque El Quijote fue un éxito traducido y aclamado, el libro era considerado una obra cómica y como tal se leía. Sus ansias de triunfar en el teatro o en la poesía nunca se cumplieron, y don Miguel murió como vivió siempre, pobre y dedicado a la Literatura.
7. Estuvo en la cárcel. Miguel de Cervantes estuvo varias veces preso por periodos cortos y se dice que los aprovechó para escribir parte de la que sería su obra más importante: El Quijote de la Mancha. Dos de las detenciones más conocidas fueron: primero que fue acusado de adueñarse del dinero que recaudaba, pues en aquel entonces ejercía como recaudador de impuestos; y en la segunda, se vio envuelto en un curioso incidente de asesinato, en las puertas de su casa apareció el cuerpo sin vida de un hombre, y justo cuando él descubría este hecho, unas señora que iba pasando alertó a las autoridades y fue llevado a prisión como el principal sospechoso, pero después de varios interrogatorios pudo esclarecerse su inocencia.
8. Shakespeare y Cervantes. El 23 de abril de cada año, se celebra el Día del Libro, fecha que conmemora la muerte de esto dos grandes escritores en 1616. Sin embargo, sus fallecimientos no sucedieron el mismo día, pues existía un desfase entre los calendarios inglés y español. Esto se debe a que en 1582, el Papa Gregorio XII adelantó 10 días el calendario, de modo que el día 5 de octubre pasó a ser el 15 del mismo mes y sólo Francia, Italia y España adoptaron inmediatamente este cambio; mientras que Inglaterra no lo hizo hasta 1752. Por esta razón, los ingleses conmemoran el fallecimiento de Shakespeare el 23 de abril.
9. Shakespeare su admirador. Dos parecen ser los hechos comprobados de esta historia, la primera que William Shakespeare leyó el Quijote y la segunda que la novela, hoy perdida, Historia de Cardenio, la escribió basada en la novela de Cervantes. Aunque no tenemos noticias de que Cervantes haya sabido de la existencia de Shakespeare o de su obra, sí podemos asegurar que Shakespeare leyó a Cervantes, ya que en 1611 o 1612, apenas seis años después de la publicación en España del original, se editó en Inglaterra la primera parte del Quijote.
10. Ladran, Sancho. La famosa expresión, “ladran Sancho, señal de que cabalgamos”, es utilizada para señalar que algo o alguien avanza a pesar de las críticas, los impedimentos y los problemas que se le pueden ir presentando. Durante mucho tiempo se creyó que esta frase había sido extraída del Quijote de la Mancha, pero lo cierto es que no aparece en en ninguna de las dos partes de la obra, y tampoco existe alguna otra que se le parezca. Todo parece indicar que el nombre Sancho, (el fiel escudero del Hidalgo don Quijote) que aparece incorporado a la expresión, lo que hizo pensar que la frase pertenecía a la obra de Cervantes.
