Por Itai Cruz/ El mundo de la escena teatral siempre ha estado rodeado de supersticiones. Hay intérpretes con manías personales muy diferentes -desde quien se santigua antes de pisar la escena, hasta quien necesita lavarse los dientes varias veces durante la función-, pero hay una serie de supersticiones y creencias comunes dentro del teatro que tal vez conoces y otras que no, aunque éstas pueden variar según el lugar y la cultura. Aquí te traemos un breve recuento:

 

1. Evita el “color amarillo”

Este color está prohibido en el escenario, la mala suerte que se le atribuye a este color tiene su origen en febrero de 1673, cuando el dramaturgo francés Moliére presentó su obra El enfermo imaginario, y él vestía de amarillo. Durante la representación se sintió enfermo y minutos más tarde murió en su casa. Desde entonces se considera un color vetado dentro del teatro, incluso Oscar Wilde fue víctima de esta superstición, al no poder estrenar su obra cumbre, Salomé (1958), ya que la mayoría de los bocetos de la escenografía eran amarillos. Además se considera impropio que la audiencia vista de ese color.

Pero el amarillo no es el único color prohibido, el color morado o púrpura también es considerado un color terrorífico para los italianos. Esto se debe a que en la Edad Media, durante la Cuaresma estaban prohibidas las representaciones teatrales, además de que era el color que usaban los sacerdotes. Ejemplo de ello, fue Luciano Pavarotti, quien se negó a presentarse en el Teatro Regio de Turín, ya que el techo de la sala es de ese color.

 

2. Jamás desear “buena suerte”

Una norma dentro del mundo teatral, es jamás desear buena suerte a un actor, porque le estarás augurando todo lo contrario, por ello se utilizan las frases “rómpete una pierna” o “mucha mierda”, (acá una nota sobre el origen de esta expresión).

 

3. Romper un espejo

Es bien sabido que los espejos son el centro de muchas supersticiones y su rotura equivale a siete años de mala suerte. En el teatro, los espejos son elementos peligrosos, porque puede provocar problemas técnicos con las luces, pueden distraer a los actores sobre todo, aquellos que sean demasiado narcisistas y quieran estar sólo al pendiente de su imagen y por ende, se desconcentren durante la obra.

4. No silbar

Anteriormente los silbidos eran la única forma de comunicación entre los técnicos que realizaban los ajustes que pedía el director, estos podían tener diferentes significados, por eso si una persona ajena lo hacía podía provocar una desgracia en escena, automaticamente era despedido. Ahora hay innovaciones técnicas que facilitan las comunicaciones entre los actores y el equipo técnico.

5. ¿Flores? Todas menos “claveles”

 

Es habitual que los actores reciban antes o al término de la función un ramo de flores. Pero, si alguna vez pensaste regalarle flores a un actor o actriz, jamás se te ocurra incluir claveles. Esta superstición proviene del siglo XIX, en esa época, las contrataciones eran por temporada y la manera de avisarles si su contrato había sido renovado era enviarle un ramo de rosas; si, por el contrario le enviaban claveles, era una sutil forma de decirles que estaban despedidos. Una buena razón para que a los actores no les gusten, ¿no creen?

6. Nada de oscuridad

Si acudes de manera habitual al teatro, seguramente has notado que siempre queda una luz tenue o recóndita, esto es, porque nunca debe haber una oscuridad absoluta debido a las numerosas historias de fantasmas que rodean el mundo del teatro. Se dice que dejando un punto de luz sobre el escenario, se alejan los espíritus.

7. Animales prohibidos

La semejanza que existe entre las plumas del pavo real con un ojo se consideran causantes del mal de ojo, no sólo en el teatro, por lo que está prohibido usarlo como elemento decorativo, ya que ha sido el denominador de muchos accidentes teatrales. Otro animal vetado de la escena teatral es la víbora, se dice que no debe ser pronunciado durante una representación, en su lugar, los actores usan sinónimos o la imitan con movimientos corporales.

8. No dormir con el guión bajo la almohada

Antiguamente se creía que si se dormía con el texto bajo la almohada, se memorizaba más rápido el texto, después se consideró de mala suerte, porque las ideas contenidas en el texto podían hacer daño y más si se trataba de una historia con personajes malditos.

9. Obras malditas

Macbeth, el sólo pronunciar su nombre es sinónimo de mala suerte. El origen de su mala fama surgió el mismo día de su estreno en 1606, cuando el actor que interpretaba a Lady Macbeth se enfermó y murió subitamente. Después en 1703, cuando fue estrenada en Londres, Inglaterra fue embestida por una terrible tormenta que es considerada como la peor en su historia. Otro percance conocido, fue el que sufrió el actor Charlton Heston quien fue víctima de quemaduras en ambas piernas, mientras realizaba la representación de la obra.

La tempestad, aunque fue un éxito en su estreno (1882) la desgracia siempre ha estado presente en esta obra, pues quien la lleva a escena sufre de grandes pérdidas de dinero, y a los actores y directores se les dificulta la búsqueda de trabajo.

La leyenda del beso, la trama de esta historia versa sobre la lectura de la mano por parte de una gitana a la joven protagonista, las malas lenguas dicen que esta suerte, suele acompañar de por vida a la actriz. Por ello, se acostumbra eliminar este pasaje de la obra debido a los malos presagios que lo acompañan.

10. ¿Te gusta tejer?

 

Por tradición, se tiene prohibidísimo en el mundo teatral que los actores o actrices usen lana para hacer bufandas o cualquier otra cosa de ese material durante los recesos, ya que supone que atraerá mala suerte para todo el elenco.

Así que ya sabes, nada de tejer lana de color amarillo mientras silbas con un poco de luz en el teatro, de lo contrario será una muerte asegurada.

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