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El amor de las luciérnagas, un destello de esperanza



luciernagas-intPor Mariana Mijares / El estómago revuelto, las peleas, las risas, los gritos, las mariposas en el estómago; que revolotean, que nos hacen ser vivos… El amor es intermitente, como las luciérnagas, y como María, -la protagonista de esta historia-, a veces es necesario preguntarnos: ¿cuándo es tiempo de soltar?

El amor de las luciérnagas regresa a la cartelera, esa obra que ganó el Premio Bellas Artes Mexicalli de Dramaturgia, que reúne a un elenco envidiable bajo la dirección del también autor y director de Más pequeños que el Guggenheim, Hombre ajeno y Cada vez nos despedimos mejor, pero sobre todo, que es una de las mejores obras contemporáneas mexicanas debido a que logra reflejar ese difícil proceso que es amar a alguien, para después dejarlo ir.

“Pienso en Rómulo de pronto. Imagino nuestra cabaña en el mar. ¿Y si no volviera a verlo?”, se pregunta María, una joven escritora que viaja a Bergen, Noruega, para alejarse de su amor de la juventud e intentar descubrirse a ella.

Allá, en el norte de Europa, el sol sale sólo tres horas, el resto del día es gris y oscuro, a menos cuatro grados. La gente escucha el golf por la radio, ve partidas de ajedrez en la televisión y toma vodka; María toma mucho vodka, pero ni así consigue dejar de pensar en ése que le hizo sentir ilusión desbordada para después dejarla colmada de la sensación opuesta: un dolor hondo.

“Vi sus pies. Rodeando tu torso. Apuntando hacia el techo. Bailoteando. Con esos estúpidos calcetines. ‘Es una descortesía’, -me decías todo el tiempo-; que uno no se quite los calcetines para hacer el amor. Con lo friolenta que soy. Me lo recordabas cada vez. Y con ella, en cambio, parecía no importarte”, dice María al recordar con melancolía el momento que descubrió el engaño de Rómulo y que marcó el final de su relación.

En este montaje, y como suele plasmarlo en sus trabajos, Ricaño tiene un personaje principal que es interpretado por más de una actriz. En diferentes momentos, Ana Zavala, Sofía Sylwin y Sonia Franco dan vida a María, esa mujer que usa un sencillo vestido de flores, medias, lentes, y un pequeño bolsillo color café.

La mayor parte de los diálogos recaen en Sonia Franco, actriz polifacética con la capacidad de enternecer en trabajos cinematográficos como Los insólitos peces gato y quien encarnara recientemente a una de las antagonistas de Yo no creo en los hombres.

Y tal como lo dijera su director, Ricaño, este papel la hizo crecer, literal, y metafóricamente.

“Hay un prejuicio con los actores de telenovelas, pero en Yo no creo en los hombres. había por lo menos 5 actores que transitan continuamente entre teatro y televisión. Sonia creció en esa telenovela, literal y metafóricamente, adquirió muchas más herramientas y por supuesto no se olvidó de su formación teatral”, señaló Ricaño al terminar la función de prensa.

Sobre el escenario, Franco sabe utilizar estas herramientas, y sin que se le note el esfuerzo; miradas, tonos y palabras son suficientes para reflejarnos lo que está sintiendo María.

Franco se complementa bien con Zavala y Sylwin, quienes además dan voz a otros personajes de esta historia: los papás de María, una maestra, un sacerdote o una empleada de aerolínea.

Pero quien mejor entiende a María, es ‘Lola’, su mejor amiga; mujer irreverente, honesta y fiel, que es encantadoramente interpretada por Sara Pinet.
Pinet es hoy una de las actrices más notorias del teatro mexicano, y aunque sin duda ‘Lola’ es de sus papeles más memorables, en los últimos meses ha protagonizado también Adiós y buena suerte, Tiburón, La Hora Radio Roma, Algo de un tal Shakespeare y Nunca se es demasiado valiente.

Como hiciera en Cada vez nos despedimos mejor, aquí Ricaño echa mano de la historia reciente de México para dotar de contexto a sus personajes; por ello, la familia de María se muda de Tijuana a Veracruz, luego de que el patriarca queda muy afectado por el asesinato de Colosio.

“Quizá ese haya sido el día más triste de su vida”, recuerda María.

En Veracruz hay humedad y María sufre salpullido, pero ahí conoce a Rómulo e inicia con él una historia de casi 10 años, -con todo y 10 entregas del Oscar incluidas-.
“Rómulo: No me gusta que uses faldas.

María: Pero a Mel Gibson le acaban de dar un Oscar por usar una falda durante
toda una película.

María: Y al siguiente año…

Rómulo: Te la pasas echada todo el día.

María: Como el paciente inglés, y a él le dan nueve Oscares.

Rómulo: Mmm…

María: El último año me dio tanto miedo que pasara lo mismo, que busqué no hacer
nada que tuviera algo que ver con la película que iba a ganar. Y como no había manera de que Spielberg perdiera en los Oscares, comencé a escribir teatro porque me pareció que era lo más alejado de la guerra. Pero la búsqueda del estúpido soldado Ryan perdió frente la historia de un Shakespeare con cara de modelo de Calvin Klein” relata.

Como toda relación, María y Rómulo tienen altas y bajas, pero la costumbre, la rutina, los hacen permanecer juntos.

“A veces siento que nunca voy a poder volver a estar con nadie más”, le confiesa María a Lola.

Así, en sus memorias de Veracruz, en su viaje a Bergen, y en su intento de llegar hasta Guatemala, María se topa continuamente con el recuerdo de Rómulo, ese que por momentos la ilumina pero que también la deja a obscuras y la obliga a confrontar su soledad. Porque concluir una relación no significa poder apagar el sentimiento… Ése no es racional, no entiende de reglas, de pausas y de puntos finales.

El amor de las luciérnagas es sobre todo un destello de esperanza… una obra que nos recuerda que el amor es una pequeña luz, y que, como las luciérnagas, aunque a veces se apague, siempre puede volver a iluminarnos.

Destellos de Luciérnaga…

-Alejandro Ricaño se hizo acreedor del Premio Nacional de Dramaturgia Emilio Carballido en 2008.
-Su trabajo se ha presentado en distintos festivales de Europa, Estados Unidos y América Latina.
-Esta obra se ha presentado ya en el Teatro Helénico y en el Centro Cultural del Bosque.
-El amor de las luciérnagas emprenderá un vuelo en otoño de este año, para presentarse como parte del repertorio de teatro mexicano del festival CASA en Londres. http://www.casafestival.org.uk/es/

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