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Asalto al banco, una comedia optativa



asalto2Por Luis Santillán/ Darío tiene un plan, asaltar un banco, sin embargo las cosas se complican ahora que Martha ya no trabaja ahí, por eso se vale de una peculiar arma para obligar a otro hombre a que se él quien lleve a cabo el asalto, las cosas se complican y el asaltante improvisado no sabe qué hacer, es ahí donde la luz de la sala ilumina al público para tome la decisión.

Juan Carlos Vives, autor y director de Asalto al banco, en una entrevista para Notimex, explicó que es un montaje “optativo”. Plantea que es el público quien toma las decisiones en cuanto a la continuidad de la obra. Hay una apuesta de exploración sobre como explotar variantes de continuidad, sin embargo, los componentes para estructurar la exploración no son contundentes. La capacidad de elección para el público es limitada, por las pocas opciones ofrecidas, por la poca información proporcionada para poder tomar la elección y sobre todo por la falta de repercusión de la elección. La apuesta vale la pena, pero la reflexión sobre aquello que debilita el resultado es necesaria.

Hay una línea anecdótica central, el asalto al banco. A partir de ahí se establecen subtramas que van conectándose de manera circunstancial, pero no logran conectarse en cuanto a la repercusión de los acontecimientos, se proliferan las situaciones y esto da cabida al “cualquier cosa pueda pasar y pasará nada”, por eso los momentos de elección para el público carecen de relevancia, nada hay en juego, las opciones de las que habla Vives se quedan en elecciones de tránsito. En la función de estreno el público -una persona- decide que el personaje (el nuevo gerente del banco) vaya al cuartel militar, el personaje acude al cuartel para no tener intervención alguna. ¿Falló algo en la función de estreno sobre la situación que debía desarrollarse a partir de la elección del público? Cada vez que el público elige hay un remate de escena para volver causal la elección tomada, en principio podría ser un acierto, sin embargo, da la sensación de artificio. Es muy difícil no evocar esos libros donde el lector va construyendo el destino del personaje, una elección errada en la lectura puede “matar” al personaje, la gran diferencia con la propuesta de Asalto al banco radica en que en la puesta en escena de ninguna manera las elecciones afectan a algún personaje.

Vives planteó en una entrevista para Canal 22 que en el universo que habitan los personajes de la obra está prohibido decidir, sin embargo en la construcción de la puesta en escena no hay elementos para poder hacer esa lectura. Saber esa prohibición podría explicar el “aparente” abrupto final. Son claros los intereses que modelan la ideología que se cuestiona en la obra, no así la creación de los códigos para compartirlo con contundencia en lo que el espectador observa.

Luis Arturo García, Mireya González, Marco Guagnelli, Adrián Ladrón, Tania María Muñoz y Patricia Yáñez son el grupo de actores que, mediante la herramienta de medias máscaras, crean a los distintos personajes de este universo. Los personajes, en la escala que marca Vives, implican que el trabajo corporal sea la base para caracterizar a cada uno de ellos, logran multiplicar a los personajes sin que haya tanta contaminación entre uno y otro. Es un trabajo actoral en conjunto, armónico y ahí Vives tiene el mayor de los aciertos.

Hay dos facetas de Juan Carlos Vives en Asalto al banco, una de ellas fallida (la autoral) y la otra que rescata y estimula a sus actores para que la apuesta, el laboratorio se enraíce en el trabajo actoral. La propuesta es una posibilidad para ver un equipo actoral que podría tener mucho que ofrecer en un futuro cercano.

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