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La cama de piedra, intimidad y equilibrio



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Foto: Ricardo Montoya

Por Luis Santillán / La cama de piedra es una puesta en escena que hasta el momento ha sabido mantener su ciclo de exhibición en 4 escenarios de distintas características (Lab-13; Aula del auditorio Justo Sierra; Trolebús el Foro y ahora Traspatio Teatro); la constante de los recintos radica en que ninguno de ellos puede calificarse como convencional, la cualidad arquitectónica de cada uno de ellos pone en manifiesto la “ductilidad” de la propuesta de Itzel Enciso. Enciso construye la escena contemplando el referente espacial evocado en cada situación, esto permite que la dinámica entre espectador y escena establezca una relación espacial donde el voyerismo es el protagonista. La intimidad se logra a partir de la invasión de la misma, aspecto que se sostiene durante la hora y media que dura la obra gracias a la integración de un equipo actoral que trabaja como tal. El equilibrio entre los componentes es la mayor virtud en la dirección de Enciso, los estados emotivos están cuidados tanto como las breves secuencias coreográficas que separan la escena del lugar común; hay una noción de ritmo que propicia el flujo de las escenas, cada una de ellas pose un tempo que estimula el desarrollo anecdótico.

El crédito de dramaturgia nombra a “El inquilino guionista”, la información de la red indica que es un solo autor el creador del texto, sin embargo, la estructura y desarrollo dan la impresión de que se construyó con más plumas, e incluso, en una dinámica donde la directora tiene participación de manera más directa. La suma de seis momentos son la columna de la estructura, hay breves monólogos que funcionan como puentes entre los momentos centrales. Los momentos tienen un eje común, sin embargo, se violenta el quinto momento, da la impresión de que la necesidad de incluir el referente sobre la violación del debido proceso no estuvo en la estructura original. El texto es el componente más débil del conjunto. Hay momentos que tienen mejor manufactura, están los otros donde solo quedan en un campo de exposición sin que haya una repercusión. Son dos los momentos mejor logrados a nivel de escritura, el intento de fuga y el que cierra la puesta en escena.

Pilar Couto, Violeta Leal, Itzel Enciso, Luis Ernesto Verdín y Mariano Ruiz son los actores de La cama de piedra. Es grato el trabajo de ellos, mantienen una complicidad que estimula la ficción, construyen diversos personajes sin descuidar los acentos de carácter que dan particularidad a cada uno de ellos; muestran un abanico emotivo acorde a la situación de desarrollo. Logran una comunión actoral no siempre vista en la escena, cada uno de ellos da muestra de un oficio, conocen sus herramientas y los vicios quedan en lo mínimo.

La cama de piedra es una propuesta escénica donde la mayor virtud radica en el trabajo en conjunto, pocas propuestas muestran un equipo sólido, quizás es la única forma mediante la cual se puede hacer ficción sobre los espacios de intimidad sin que se vuelva una exhibición mediática y banal.

Para más información sobre La cama de piedra hacer click aquí (dirección, reservaciones, horarios, etc.)

 

*Fotografías Ricardo Montoya

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