“Ningún acontecimiento más importante en mi vida profesional que este premio que el jurado del Cervantes otorga a una Sancho Panza femenina que no es Teresa Panza, ni Dulcinea del Toboso, ni Maritornes, ni la princesa Micomicona que tanto le gustaba a Carlos Fuentes, sino una escritora que no puede hablar de molinos porque ya no los hay y en cambio lo hace de los andariegos comunes y corrientes que cargan su bolsa del mandado, su pico o su pala, duermen a la buena ventura y confían en una cronista impulsiva que retiene lo que le cuentan”.
Así, las emocionantes palabras de Elena Poniatowska llenaron la ceremonia en la Universidad de Alcalá de Henares al recibir, este 23 de abril, el Premio Miguel de Cervantes, considerado el galardón más importante de las letras en lengua castellana.
Aunque es mayormente conocida por su trabajo narrativo, periodístico y ensayístico, la autora de más de 40 libros también ha incursionado en la dramaturgia. Melés y Teleo: (apuntes para una comedia) se publicó en 1956 y es la única obra teatral de la escritora.
Poniatowska se convierte en la cuarta mujer en obtener esta presea y se une a lista de mexicanos (Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y José Emilio Pacheco) que han sido condecorados en España.
Durante su discurso, habló de las mujeres que han recibido este galardón, de sus amigos, de México y del idioma.
“Este enorme país temible y secreto llamado México, en el que Francia cabía tres veces, se extendía moreno y descalzo frente a mi hermana y a mí y nos desafiaba: ‘Descúbranme’. El idioma era la llave para entrar al mundo indio, el mismo mundo del que habló Octavio Paz, aquí en Alcalá de Henares en 1981, cuando dijo que sin el mundo indio no seríamos lo que somos”, señaló.
Este premio, que se entregó por primera vez en 1976, se falla a finales de cada año y se entrega el 23 de abril, día del fallecimiento de Miguel de Cervantes. Haciendo click aquí pueden leer el discurso íntegro de Elena Poniatowska al recibir el premio.
