Por Óscar Ramírez Maldonado / Asistir a una función del ciclo Ópera Prima, en La Gruta del Centro Cultural Helénico, tiene siempre un encanto especial. Generalmente, como espectadores nos encontramos con montajes llenos de emoción y un nerviosismo inicial que va disminuyendo con el transcurso de la obra y conforme la temporada avanza. Éste es precisamente el caso de Automáticos, obra escrita por el dramaturgo argentino Javier Daulte, que bajo la dirección de dos jóvenes directores y un elenco igualmente joven, ofrece una interpretación llena de energía dentro de este ciclo.
Emmanuel Pichardo y Jorge Maldonado son los encargados de dirigir este texto lleno de humor, el cual busca realizar una reflexión sobre los jóvenes y la tecnología. Es, primordialmente, una obra hecha por jóvenes para jóvenes. Según explica Pichardo, ellos mismos han trabajado dando clases de teatro a adolescentes, en donde han podido ver la apatía frente a todo, “nos dimos cuenta que esto sucede por la cuestión tecnológica y virtual en la que nos encontramos y hace que las relaciones humanas se vayan perdiendo”.
Esta historia nos habla de seis adolescentes que preparan un proyecto para la feria de ciencias de su escuela, proceso dentro del cual hablan de varios temas. Sin embargo, en cierto punto, algo fuera de lo normal sucede, confrontándolos con la relación que tienen con la tecnología.
El texto de Daulte es divertido y ágil, busca generar preguntas más que profundizar en el tema de la incomunicación y de la saturación de estímulos a los que la sociedad actual está sometida. Automáticos no presenta soluciones ni moralejas al respecto; con apenas una metáfora como colofón, más bien busca la identificación directa de la audiencia con las actitudes que en el escenario suceden, abordando de paso una serie de temas relacionados con el tránsito de los jóvenes por la adolescencia.
Un aspecto muy destacable de Automáticos es el elenco sólido que conforman Melanie Borgez, Tamara Vallarta, Rosalba Castellanos, Alfonso Pinkus, Emmanuel Pichardo, Jorge Maldonado, Samuel González, Ana Lilia Duhart, Laura Loredo y Odette Ramírez. Este grupo logra una propuesta que fluye y que funciona, la energía que en el escenario proyectan es inmejorable y le imprime un ritmo particular a este montaje.
La escenografía de esta puesta en escena, que busca recrear una especie de bodega o garaje en el que se van acumulando objetos viejos corre a cargo de Ismael Chávez; el diseño de iluminación, el cual tiene un papel importante en esta propuesta es resultado del trabajo de Esaú Corona y Sara Alcantar; mientras que el vestuario fuer realizado por Angélica Flores y el diseño sonoro por Juan Cubas Fridman.
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