El día de ayer se estrenó en el Teatro Helénico Si un árbol cae, puesta en escena que, a través de la historia de dos mujeres, aborda el problema de la trata de personas con fines sexuales. El texto de Javier Malpica deconstruye, puntualmente, el proceso a través el cual una persona es explotada y es integrada a este negocio que a nivel mundial significa un mercado a que supera los 32 mil millones de dólares. La obra de Malpica realiza una fuerte denuncia sobre esta problemática en la que confluyen diversos factores como la miseria, la corrupción, la indiferencia, modelos culturales y de masculinidad, etc.

Bajo la dirección de Nora Manneck, en esta obra alternan dos elencos distintos en cada función. Britsa Analí, Rodolfo Blanco, Judith Cruzado, Yara Guerrero y Rubén Olivarez actúan en este proyecto multidisciplinario que presenta al público el camino de desolación, miedo,  angustia y degradación que atraviesa un ser humano que cae en las redes de la trata de personas.

Conceptualizado hace aproximadamente dos años por la Compañía Teatro y Más Arte Escénico este proyecto ha recibido el apoyo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; el Fondo de Población de Naciones Unidas; la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niños en América Latina y el Caribe; y Javier Solórzano, quien participa a través de video en esta obra.

Al finalizar la función inaugural de esta temporada en el Teatro Helénico, Vladimir Peña, productor ejecutivo del montaje, destacó que Si un árbol cae va más allá del teatro y es en sí mismo un “modelo de operación” que integra la obra, una exposición, videoarte y pláticas con especialistas al término de cada función para sensibilizar al público sobre este grave problema. En este sentido, el productor subrayó que en esencia se trata de un problema de género, ya que el 80% de las víctimas son mujeres y niñas.

A esta primera función asistió el presidente de la CDHDF, Luis Armando González Placencia, quien destacó el trabajo de los actores y la producción, quienes logran con su interpretación y la estructura narrativa transmitir al público este proceso en el que las víctimas van perdiendo su identidad, dijo. Se trata, explicó el Ombudsman capitalino, un fenómeno el que hasta la pérdida del propio nombre es algo con una carga real y simbólica.

González Placencia destacó que la trata de personas es en nuestro país, después del narcotráfico, la actividad delictiva más lucrativa, en la cual todos tenemos una parte de responsabilidad, aunque sea por omisión, apuntó.

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