Por Oscar Ramírez Maldonado / Un texto ya clásico como 12 hombres en pugna de Reginald Rose funciona por sí solo como historia, los mecanismos literarios en su interior trabajan como engranes a la perfección. Sin embargo, un texto como éste, construido sobre doce personajes, al tomar vida en el escenario depende mucho de la elección del elenco para determinar hacia qué rumbo viajará la obra.
Una historia que nos habla sobre doce jurados decidiendo sobre el futuro de un joven acusado de asesinato; una narración que nos plantea en términos generales –con matices y puntos intermedios- el enfrentamiento entre el resentimiento, la razón y el odio. Inevitablemente un texto de estas características debe echar mano de algunos estereotipos, que cuando como en este caso son manejados con inteligencia, resultan herramientas estupendas para contar una historia.
Actualmente se presenta en el Foro Cultural Chapultepec una reposición de este montaje. La última vez que esta historia estuvo en un escenario de nuestra ciudad fue en 2008, bajo la dirección de José Solé y la producción de Jorge y Pedro Ortiz de Pinedo. Este equipo nuevamente presenta este montaje, ahora con un nuevo elenco en el que solamente repite Roberto Blandón. Completan este multiestelar grupo Pedro Sicard, Darío Ripoll, Héctor Suárez, Luis Fernando Peña (quien entró para cerrar la temporada en lugar de Roberto Sosa), Roberto Ballesteros, Fernando Ciangherotti, Fernando Becerril, Gustavo Rojo, Juan Ignacio Aranda, Darío T. Pié y Carlos Mota.
A diferencia de hace cinco años, ahora el montaje se ha deslizado sutilmente hacia la comedia. Diluyendo un poco la densidad y dramatismo de la versión original y la última que pudimos ver en la ciudad de México. Lo anterior no demerita en nada la profundidad del texto ni la discusión ética que éste encierra –la cual después de siglo y medio de escrita mantiene su vigencia-, por el contrario, nos permite tener y una aproximación distinta y muy disfrutable a este drama clásico.
El contrapunto dramático entre Héctor Suárez y Feranando Becerril es estupendo; la interacción entre Suárez y Ripoll, por el contrario, es la comedia lo que predomina entre la mancuerna que forman sobre el escenario. Entre cada uno de los personajes se va estableciendo un relación singular con características propias, omitir alguna es una injusticia que una reseña nos obliga a cometer. Por ello la recomendación es sin duda darse una vuelta para ver este montaje, en el cual el maestro Juan Solé dirige con total solvencia -como es costumbre- a un elenco que cuenta con monstruos del escenario.
12 hombres en pugna se encuentra en la recta final de su temporada, alternando sus presentaciones de los fines de semana en la Ciudad de México con funciones entre semana en otros estados de la República. Haciendo click aquí pueden conocer la información completa de este montaje en el Foro Cultural Chapultepec.
