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Traición, de Harold Pinter



Por Oscar Ramírez Maldonado /

Qué mejor forma de comenzar una reseña sobre Traición, de Harold Pinter, que escribiendo lo que normalmente se deja para el final: una puesta en escena extraordinaria, la dirección de Enrique Singer y actuaciones son de lo mejor. Realmente no se la pueden perder, créanos.

En Traición el tiempo está dislocado, roto, no se trata de flashbacks ni regresos en la memoria, es por describirlo de alguna forma, como una cinta que corre, retrocede y vuelve a correr, y retrocede más. Esta visón no lineal de la historia, fragmentada, que en los saltos temporales deja espacios en blanco, nos va revelando cómo sucedió lo que desde los primeros instantes de la obra sabemos: estamos frente a un triángulo amoroso formado por dos grandes amigos y la mujer de uno de ellos.  Siete años de historia nos son narrados con un recurso totalmente innovador cuando se escribió la obra (1978).

Como una lectura salteada de un libro –recurso que de hecho se integra en el magnífico diseño escenográfico para ubicarnos en los punto temporales de la obra- recorremos la historia de Emma (Marina de Tavira), Jerry (Juan Manuel Bernal) y Robert (Bruno Bichir). Personajes con emociones ocultas y motivaciones veladas, ambiguos, que con sus diálogos provocan la risa como Pinter lo quería, a través de la ambivalencia. Y es que las líneas que el autor escribió, sutiles, se mantienen en el límite difuso entre lo serio y lo cómico. Referencias indirectas que el público va descubriendo mientras las traiciones se suceden. No hay juicio moral, Pinter no lanza prédicas morales.

Estamos ante un extraordinario Bruno Bichir, gentleman inglés de impulsos refrenados; un Juan Manuel Bernal magnífico, cínico que se mueve entre el amor erótico y el amor fraternal; Marina de Tavira, estupenda, con una presencia escénica que llena el teatro mientras se desplaza por las tablas.

Otros dos aspectos de la obra se destacan y complementan el excelente trabajo de dirección y las actuaciones: el diseño escenográfico y de mobiliario de Auda Caraza y Atenea Chávez; y la música original compuesta para la puesta por Diego Herrera, quien es miembro fundador de Los Caifanes y productor de más de 250 discos. La música de Herrera suena y juega con una escenografía minimalista, que sin problema alguno nos va trasladando a los lugares en los que las 10 escenas de la obra transcurren, no importa si el salto nos lleva de Londres a Venecia, el efecto se logra.

Para terminar por donde debí de haber comenzado: Traición se presenta en el Teatro Helénico de jueves a domingo, bajo la dirección de Enrique Singer y con las actuaciones de Juan Manuel Bernal, Marina de Tavira, Bruno Bichir y Miguel Ángel Loyo.

Aquí pueden consultar más datos sobre la obra (Dirección del teatro, horarios, costo del boleto, etc.).

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